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ejercicio-evita-depresion-infarto-2Si eres de ese grupo de personas que ha sufrido un ataque cardiaco, el secreto para tener una mejor recuperación anímica y en consecuencia, hacerte menos propenso(a) a deprimirte, es tener una buena condición física; esto lo afirma un estudio reciente publicado en la revista The American Journal of Medicine.

La gente que sobrevive a los ataques cardiacos es tres veces más propensa a sufrir de depresión que las personas que no han tenido un infarto. Pero la nueva investigación encontró que tener un historial de ejercicio regular ayuda a reducir ese riesgo.

«La actividad física protege a las personas de la depresión tras un ataque cardiaco», comentó Linda Ernstsen, profesora asociada en la Universidad Noruega de las Ciencias y autora del estudio.

Para realizar el trabajo, los investigadores monitorearon a 189 personas de mediana edad y de edad mayor residentes de Noruega, que habían sufrido un ataque cardiaco. En promedio, el 11% sufrió de depresión después del infarto. Pero observaron diferencias significativas en el riesgo dependiendo de la cantidad de ejercicio que hacían estas personas antes del ataque cardiaco, dijeron los investigadores.

Los resultados revelaron que la depresión se manifestó en el 17% de los individuos que nunca habían hecho ejercicio, en el 12.5% de los que habían hecho ejercicio en algún momento pero dejaron de hacerlo antes de sufrir el ataque cardiaco, en el 9% de los que eran inactivos pero empezaron a hacer ejercicio antes del ataque cardiaco, y en el 7.5% de los que tenían una actividad física constante.

Los investigadores subrayaron que quienes hicieron ejercicio regularmente durante varios años registraron menos de la mitad de probabilidades de sufrir depresión después de un ataque cardiaco, en comparación con quienes nunca habían hecho ejercicio.

Es importante destacar que aunque el estudio no pudo probar una relación causal entre el ejercicio regular y el riesgo de depresión tras un ataque cardiaco, la práctica de actividad física regular es un aliciente que disminuye la posibilidad de depresión en las personas que tuvieron un infarto, demostrando nuevamente que la actividad física ayuda a mejorar el estado de ánimo de las personas después de los estragos de una enfermedad.

 

Vía: Health Library