Cuando se trata de perder o controlar el peso, es común pensar en dietas y ejercicio, ¿no es así? Sin embargo, numerosos estudios científicos sugieren que, además de estas medidas, es esencial prestarle atención a las horas de sueño.

De acuerdo con una investigación reciente del King’s College de Londres, dormir menos de siete horas por noche puede llevar a trastornos alimenticios o, simplemente, a comer de más.

Por otra parte, un experimento en el programa de la BBC comprobó que los participantes con un sueño interrumpido —a causa de una muñeca programada para llorar regularmente— comían más de lo habitual en el desayuno. A su vez, elegían alimentos menos saludables.

Según los investigadores, esto se debe a que un mal descanso afecta a dos hormonas relacionadas con el hambre. Por un lado, se genera un incremento de la hormona ghrelina, la cual estimula ciertas neuronas hipotalámicas, provocando aumento del apetito; por otro, existe la supresión de la hormona leptina, la cual emite una señal que informa al hipotálamo que el cuerpo tiene reservas y debe inhibir el apetito.

Pero eso no es todo, algunas investigaciones sugieren que tras la privación del sueño se activan zonas del cerebro asociadas con la recompensa, es decir, es más probable que se opte por comidas con un mayor contenido de azúcar y grasa frente a otras opciones saludables.

En este sentido, es posible explicar por qué hay una fuerte conexión entre dormir mal, el aumento de peso y ciertas enfermedades, como la diabetes tipo 2.

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Recomendaciones

  • Procura dormir de siete a ocho horas por noche.
  • Planea tu alimentación el día anterior.
  • Si consumes alimentos poco saludables, pon énfasis en el ejercicio diario.
  • Controla tus porciones.

 

Vía: BBC Salud