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De dónde viene el apetito emocional.2

Cada vez que nos estresamos o deprimimos los alimentos azucarados tienden a ser nuestro relajante o nuestro hombro en el cual consolarnos; pero, ¿por qué ocurre esto? Investigadores del Monell Chemical Senses Center de Filadelfia, en Estados Unidos, han hallado la posible respuesta a dicha interrogante, arrojando luz sobre el origen de esteapetito emocional”.

De acuerdo con los científicos, el estrés dispara la producción de hormonas glucocorticoides (encargadas de la regulación metabólica, por medio del equilibrio de la glucosa en el cuerpo)   y éstas a su vez estimulan a sus receptores que se sitúan en diferentes partes del cuerpo y tienen diferentes funciones.

El estudio publicado en la revista Neuroscience Letters, señala que los receptores para los glucocorticoides (cortisol, cortisona y corticoesterona)  se encuentran en las papilas gustativas, las cuales detectan los sabores dulces, salados, amargos y ácidos.

La activación podría influir en la preferencia por un sabor determinado. Como las papilas gustativas de la lengua también contienen dichos receptores, se explicaría el por qué nos sentimos atraídos a alimentos como el chocolate para suprimir u olvidar los sentimientos negativos. El estrés, la ansiedad, la insatisfacción, etc., son emociones que por sí mismas activarían los receptores de sabor dulce de las papilas gustativas.

Los investigadores plantearon esta conclusión al realizar primero un experimento con ratones, en el que después de analizar sus células gustativas, observaron que los niveles más altos de receptores para glucocorticoides, denominados Tas1r3, y que son específicos para el sabor dulce, se ubican precisamente en las papilas gustativas. Después al observar los receptores en ratones estresados y no estresados, los autores encontraron que, los roedores con estrés registraron un 77 por ciento más de receptores activos en comparación con los otros roedores.

Es importante controlar nuestro estrés para no propiciar estos cambios metabólicos, una excelente forma de hacerlo es mediante el ejercicio y no a través de los atracones de comida, especialmente dulce.

 

 

Vía: Neuroscience Letters