Tener una buena salud digestiva implica la capacidad de procesar los nutrientes mediante el buen funcionamiento del sistema digestivo, el cual abarca un tubo de 25 pies de largo que procesa los alimentos —esófago, estómago, intestino delgado y grueso, apéndice, recto y ano—, además del hígado, el páncreas y la vesícula biliar.

Cuando estos órganos no funcionan correctamente, es necesario consultar a un gastroenterólogo, es decir, a un especialista del sistema digestivo —o médico enfocado en el tracto gastrointestinal—.

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Los gastroenterólogos utilizan diversas técnicas para observar los órganos en cuestión. Sin embargo, los exámenes más comunes son la colonoscopia y la endoscopia del tracto intestinal superior.

¿Cuándo son necesarios?

1. Colonoscopia. Todas las personas mayores de 50 años deben recurrir a esta prueba para descartar el cáncer colorrectal. Durante el proceso, se examina el intestino grueso para buscar afecciones, determinar las causas de cambios inesperados en los hábitos intestinales y evaluar ciertos síntomas, como dolor de estómago, sangrado rectal y pérdida de peso.
2. Endoscopia. Esta prueba se recomienda para tratar afecciones digestivas. Puede resultar útil en la evaluación o diagnóstico de varios problemas, como dificultad o dolor al deglutir, dolor gástrico o abdominal, úlceras, así como daños en la vesícula, el páncreas y los conductos biliares.

Por lo regular, un médico general hace la recomendación de visitar a un gastroenterólogo cuando es necesario. Debes saber que también existen especialistas enfocados en la salud intestinal de los niños, conocidos como gastroenterólogos pediátricos.

Si tienes dudas al respecto, o consideras que necesitas la asesoría de un experto, no dudes en acudir a un centro de salud. Recuerda que los hábitos diarios son muy importantes para prevenir cualquier enfermedad. Aliméntate saludable y mantén una vida activa.

 

Vía: AGA/ AAP