Ser padre de familia no solamente es motivo de orgullo, también se trata de una responsabilidad de tiempo completo, pues una obligación de los padres es cuidar la salud integral de sus hijos. La enfermedad y los accidentes son parte de la vida misma, por lo que no se podrán evitar al 100%, sin embargo, es importante saber en qué momentos es necesario recurrir al servicio de urgencias.

Aunque ningún padre de familia desea tener que visitar estos lugares debido a un problema de salud de sus hijos, algunas veces resulta inevitable. Incluso los niños que gozan de una adecuada salud integral pueden llegar a lesionarse o enfermar.

En estos casos, es común que los padres entren en pánico y quieran llevar a su hijo sin perder ni un minuto al servicio de urgencias médicas más cercano.

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No obstante, siempre hay que tener en cuenta que distintos problemas requieren distintos niveles de atención. Es decir, cuando un pequeño necesite algún tipo de atención médica, los padres cuentan con varias opciones:

-Tratarlo en casa.

-Llamar o acudir con un pediatra.

-Llamar a urgencias.

-Acudir al servicio de urgencias de un hospital.

Como padres, puede resultar difícil hacer este tipo de evaluaciones cuando se presenta un problema de salud. Es por ello que lo ideal es saber con anticipación qué clase de síntomas y condiciones ameritan el traslado a una sala de urgencias.

De acuerdo con especialistas, un padre debe llevar a su hijo a un servicio de urgencias hospitalarias en los siguientes casos:

-Presenta dificultades para respirar o le falta el aliento.

-Se ha producido un cambio en su estado mental, por ejemplo, se ha puesto soñoliento de repente, no hay forma de despertarlo o parece desorientado o confundido.

-Se ha hecho un corte u otra herida en la piel y no hay forma de detener la hemorragia.

-Presenta rigidez de nuca acompañada de fiebre.

-Respira demasiado deprisa y su frecuencia cardiaca no baja.

-Ha ingerido accidentalmente alguna sustancia venenosa o una dosis excesiva de un medicamento.

-Está sangrando profusamente o ha sufrido un fuerte golpe en la cabeza.

Siempre que se presenten dudas, lo más recomendable es acudir con un pediatra. Aunque él no esté disponible, la enfermera de su consulta debería poder indicarle si debería o no llevar al niño a un servicio de urgencias hospitalarias.

 

Vía: Kid’s Health