La mala circulación ocurre cuando algo interfiere con tu sistema circulatorio complejo y de gran alcance, el cual transporta sangre, oxígeno y nutrientes a todo tu cuerpo, así lo señala la Clínica Cleveland, en Estados Unidos. 

Cuando tu corazón, venas, arterias, capilares y otros vasos sanguíneos se encuentran sanos, pueden brindarle a tus células todo lo que necesitan de manera eficiente. En concreto, es un ciclo continuo de llevar oxígeno y otras necesidades hacia tus células, eliminando además los desechos de las mismas.

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Los problemas se presentan cuando algo sale mal en alguna parte del sistema de administración o en las válvulas que controlan la dirección en la que circula la sangre. Al igual que un repartidor de comida que se encuentra con problemas y demoras en su ruta, la sangre puede encontrar desvíos y obstáculos en el camino.

Tales obstáculos en los vasos sanguíneos hacen más difícil el paso de la sangre, especialmente cuando intenta llegar a las partes del cuerpo que están más alejadas del corazón, como por ejemplo los dedos de las manos y los pies. El mayor problema con la mala circulación es que tus células no reciben tanto oxígeno como requieren. Cuando las células no tienen el oxígeno que necesitan, no pueden funcionar bien.

Si deseas saber más sobre la mala circulación y sus consecuencias para la salud, consulta a tu médico.

 

Fuente: Cleveland Clinic