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Los síntomas de las conmociones cerebrales no siempre son evidentes, por lo que los padres de los deportistas más jóvenes deben conocer los signos y buscar un diagnóstico si su adolescente se lastima durante esta época de pandemia, así lo señalan expertos del Instituto del Hueso y la Articulación de la Universidad Estatal de Pensilvania, en Hershey (Estados Unidos).

Solo los más cercanos a un adolescente pueden identificar los cambios a veces sutiles en el estado de ánimo y las emociones que surgen de una conmoción cerebral, señaló el doctor Rory Tucker, especialista en medicina deportiva del citado instituto.

«Los padres pueden notar un cambio en los patrones de sueño de sus adolescentes», indicó Tucker. «Él o ella pueden estar más retraídos, socializar menos con amigos o familiares, estar más emocionales o tener más ganas de llorar. Pueden tener arrebatos de ira o estar más nerviosos que antes».

Dado que los médicos podrían no estar familiarizados con el estado mental habitual de un paciente, los padres deben estar al pendiente de sus hijos.

«La medicación rara vez es necesaria a largo plazo, pero aunque una conmoción cerebral suele sanar, en ocasiones es beneficioso tomar medicamentos para controlar el estado de ánimo», subrayó Tucker. «También utilizamos medicamentos para ayudar con el sueño. La alteración del sueño puede tener un impacto perjudicial en la salud emocional y en la forma en que las personas interactúan con los demás».

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También es importante que los padres sepan que los síntomas de una conmoción cerebral pueden ser similares a los de la depresión y la ansiedad, y que una conmoción cerebral puede empeorar los problemas de salud mental existentes.

Por su parte, el doctor Craig DiGiovanni, becario posdoctoral en psiquiatría y salud conductual en el Centro Médico Milton S. Hershey, dijo que «los padres deben estar atentos a los signos de depresión más preocupantes que estén fuera del alcance de los síntomas comunes de una conmoción cerebral, como la pérdida de interés en las actividades, un aumento o pérdida de peso significativo, sentimientos de inutilidad y pensamientos suicidas».

Los cambios en el estilo de vida que pueden surgir de una conmoción cerebral también tienden a ser difíciles para un adolescente, agregó.

Cuando los estudiantes-atletas lesionados ya no pueden practicar el ejercicio o deporte al que estaban acostumbrados, los padres pueden ayudar a «darles un sentido de propósito en otras formas», destacó DiGiovanni. Los grupos de apoyo son otra opción.

«No importa cuál sea su lesión, no están solos. Pueden recibir ayuda. Los jóvenes pueden obtener esa ayuda de los que vinieron antes que ellos y ayudar a los que los siguieron. Pueden ganar mucha fuerza al creer que todavía tienen un propósito», enfatizó el experto.

 

Vía: Health Day News