¿Por qué hay personas que toman muchos riesgos y otras actúan con más precaución? Pues la respuesta podría tenerla un estudio publicado recientemente en la revista Nature Human Behavior, pues muestra que las conductas de riesgo podrían estar relacionadas con características específicas del cerebro.

La investigación encontró que no hay un «área de riesgo» en el cerebro. En cambio, existen muchas regiones donde la anatomía se ve alterada en personas que asumen riesgos. Además, existe una conexión entre los genes, tener niveles más bajos de materia gris y el comportamiento de riesgo, indicaron los autores.

«Las personas tienen diferentes tendencias a participar en comportamientos que ponen en riesgo su salud o que involucran incertidumbres sobre el futuro», señaló Gideon Nave, autor principal del trabajo y profesor asistente de marketing en la Wharton School de la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos).

El equipo de investigación recopiló escaneos cerebrales y datos genéticos de más de 12,600 personas de ascendencia europea, así como de otros 13,000 participantes. Todos tenían entre 40 y 69 años y estaban registrados en el Biobanco del Reino Unido.

Los investigadores utilizaron comportamientos de riesgo reportados por los participantes (fumar, beber, promiscuidad sexual y conducir por arriba del límite de velocidad) para crear un indicador general de tolerancia al riesgo.

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De esta forma, estimaron la relación entre el volumen total de materia gris en el cerebro y la puntuación de tolerancia al riesgo. Según los investigadores, una mayor tolerancia al riesgo se correlacionó con un volumen general de materia gris más bajo, aunque solo se observó una asociación. Recordemos que la materia gris realiza las funciones básicas del cerebro.

El equipo de investigación también analizó qué áreas específicas del cerebro tenían la relación más fuerte entre asumir riesgos y una reducción de la materia gris. Con ello, descubrieron vínculos esperados entre el riesgo y la amígdala, que está involucrada en el miedo y la emoción, pero también encontraron vínculos en otras regiones, como el hipocampo —que crea nuevos recuerdos— y el cerebelo —que involucra al equilibrio y coordinación y se sospecha, desde hace mucho tiempo, que participa en la toma de decisiones—.

Los investigadores también desarrollaron una puntuación de riesgo para intentar establecer conexiones entre los genes, el cerebro y el comportamiento, utilizando un estudio de asociación de todo el genoma de casi 300,000 personas.

Así, encontraron que la puntuación de riesgo explicaba el 3% de la variación en el comportamiento de riesgo. Además, se correlacionó con el volumen de materia gris en tres áreas del cerebro, y los investigadores determinaron que las diferencias en la materia gris de estas ubicaciones representaron cerca del 2% de la disposición genética hacia el comportamiento de riesgo.

«Parece que la materia gris de estas tres regiones está traduciendo una tendencia genética en un comportamiento real», indicó el coautor Philipp Koellinger, de la Universidad Vrej de Ámsterdam (Países Bajos).

 

Vía: Health Day News