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¿Sabías que los adolescentes que beben alcohol o fuman ya tienen arterias endurecidas? Y el riesgo es más alto para quienes fuman mucho y beben mucho, según un nuevo estudio publicado esta semana en la revista European Heart Journal.

La rigidez arterial es un signo de daño a los vasos sanguíneos que aumenta las posibilidades de ataque cardíaco y accidente cerebrovascular más adelante en la vida. La buena noticia es que los adolescentes pueden revertir este daño si dejan de fumar y beber, dijeron los investigadores británicos.

Para averiguarlo, observaron los hábitos de tabaquismo e ingesta de alcohol de 1,300 adolescentes en el Reino Unido a los 13, 15 y 17 años. Los jóvenes también se sometieron a pruebas de rigidez arterial.

Quienes dijeron que alguna vez habían fumado al menos 100 cigarros mostraron un 3.7 por ciento más de rigidez arterial que aquellos que reportaron haber fumado 20 cigarros o menos.

Entre los adolescentes que bebían alcohol, los que preferían la cerveza al vino o los licores, y los que tendían a «beber en exceso» (más de 10 bebidas en un día típico de consumo) mostraron un 4.7 por ciento más de rigidez arterial en comparación con los bebedores ligeros.

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Los adolescentes que fueron los fumadores y bebedores más pesados ​​tuvieron un 10.8 por ciento más de rigidez en sus arterias que aquellos que nunca habían fumado y que nunca o casi nunca bebieron alcohol, reveló el estudio.

Los resultados muestran que «beber y fumar durante la adolescencia, incluso a niveles más bajos en comparación con los reportados en estudios con adultos, se asocia con la rigidez arterial y la progresión de la aterosclerosis», dijo el doctor John Deanfield, autor principal y profesor de cardiología en el Instituto de Ciencias Cardiovasculares del University College de Londres.

«Sin embargo, también descubrimos que si los adolescentes dejaban de fumar y beber durante la adolescencia, sus arterias volvían a la normalidad, lo que sugiere que hay oportunidades para preservar la salud arterial desde una edad temprana», agregó Deanfield en un comunicado de prensa de la universidad.

Por su parte Marietta Charakida, una conferencista clínica principal en King’s College de Londres que participó en el estudio, advirtió: «Las lesiones en los vasos sanguíneos se producen muy temprano en la vida como resultado de fumar y beber, y realizar ambas prácticas es aún más dañino».

«Aunque los estudios han demostrado que en los últimos años los adolescentes fuman menos, nuestros hallazgos indican que aproximadamente 1 de cada 5 adolescentes fumará antes de los 17 años. En las familias donde los padres fumaban, los adolescentes tuvieron más probabilidades de fumar», finalizó Charakida.

 

Vía: Health Day News