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comer-fuera-casa-2Comer fuera de casa implica adaptarse a lo que hay disponible. Y no es que la comida reflejada en los anuncios y pizarrones de los locales sea poco atractiva o desagradable, sino que interfiere en nuestro plan de nutrición, llevándose la firme convicción de cambiar los hábitos alimenticios que, hasta hoy, nos separan de un estilo de vida saludable.

Sabemos que es una situación difícil de evitar debido al ritmo de vida actual. Sin embargo, cuando contar calorías ya no es suficiente, puedes recurrir a medidas que te permitan nivelar y controlar lo que comes.

Lona Sandon, especialista de la Universidad de Texas Southwestern Medical Center, ofrece las siguientes sugerencias:

  • Come fuera con menos frecuencia. Es complicado, pero en la medida que puedas evitarlo será benéfico para tu salud. Opta por llevar comida al trabajo, así además de cuidar tu cuerpo, ayudarás a tu bolsillo.
  • Ordena la comida de tus hijos. Si vas a salir a comer con los pequeños de la casa debes tomar en cuenta que pedirán sin saber si tiene pocas o muchas calorías. Negocia con ellos, tal vez un postre después de la comida ayude a que acepten un platillo saludable.
  • Comparte platillos grandes. Por lo general, en los restaurantes se sirven entradas que exceden el límite de calorías recomendado para una comida. Si no puedes comprar la mitad, comparte con alguien más.
  • Pide aperitivos saludables. No todos los alimentos fuera de casa tienen gran cantidad de grasas o están saturados de calorías. Busca en el menú los alimentos que consideres nutritivos como ensaladas, sopas, mariscos, entre otros.

El Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales (NIDDK, por sus siglas en inglés) aconseja prestar atención a lo siguiente:

  • Busca en el menú los iconos que indiquen elementos saludables, tales como platos bajos en grasa o bajos en calorías.
  • Deja de comer cuando ya no sientas hambre. El efecto o sensación de saciedad tarda de 15 a 20 minutos en llegar al cerebro. Disfruta del entorno y la compañía durante la comida.
  • Evita las bebidas azucaradas. Los refrescos y jugos artificiales contienen una gran cantidad de calorías. En su lugar, intenta beber agua con una rodaja de limón o una bebida sin azúcar.

 

Vía: Mayo Clinic