La leucemia mieloide crónica (LMC) es un tipo de leucemia crónica. Esto significa que la enfermedad tiende a empeorar de manera lenta y progresiva. En la LMC, la médula ósea produce granulocitos anormales, que son un tipo de glóbulo blanco. Dichas células con anomalías también reciben el nombre de blastos. Cuando las células anormales desplazan a las células sanas, pueden provocar infecciones, anemia y sangrado que se produce con facilidad. Asimismo, las células anormales pueden propagarse fuera de la sangre hacia otras partes del cuerpo.

La leucemia mieloide crónica suele presentarse en adultos durante o después de la mediana edad. Es bastante raro que se presente en niños.

Conoce más: Leucemia linfocítica aguda, ¿cuáles son sus factores de riesgo y síntomas?

La mayoría de las personas con LMC experimentan un cambio genético llamado cromosoma Filadelfia. Recibe este nombre porque un grupo de investigadores que radican en Filadelfia (Estados Unidos) fueron los responsables de su descubrimiento. Normalmente, las personas poseen 23 pares de cromosomas en cada célula. Tales cromosomas contienen su propio ADN (material genético). En la LMC, parte del ADN de un cromosoma se traslada a otro, llevando a que se combine con algo del ADN del otro cromosoma. Esto crea un nuevo gen llamado BCR-ABL, el cual hace que tu médula ósea produzca una proteína anormal, que a su vez permite que las células leucémicas crezcan sin control.

El cromosoma Filadelfia no se transmite de padres a hijos, y puede manifestarse a lo largo de toda tu vida. Al día de hoy, se desconoce la causa que propicia este cambio genético.

 

Fuente: U.S. National Library of Medicine