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Si las hormonas son parte de tu tratamiento para el cáncer de mama o de próstata, la salud de tu corazón debe ser monitoreada de cerca, así lo indica una nueva investigación científica de la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA), que se publicó en la revista Circulation: Genomic and Precision Medicine.

Las terapias hormonales para el cáncer de mama y de próstata aumentan el riesgo de ataque cardíaco y evento vascular cerebral (EVC), señalaron los autores. Dicho riesgo es mayor en pacientes que ya tienen dos o más factores de riesgo cardíaco, como presión arterial alta, colesterol alto, obesidad, tabaquismo o antecedentes familiares de enfermedad cardíaca o EVC.

Además, cuanto más tiempo recibe un paciente la terapia hormonal, mayor es su riesgo de enfermedad cardíaca, mostró el estudio.

«Se necesita un enfoque en equipo para la atención del paciente que incluya a expertos en oncología, un cardiólogo, un médico de atención primaria, un dietista, un endocrinólogo y otros profesionales de la salud, según corresponda, a fin de trabajar con cada paciente para controlar y reducir el mayor riesgo de enfermedades cardíacas y EVC asociado con la terapia hormonal en el tratamiento del cáncer de mama y de próstata», comentó el doctor Tochi Okwuosa, profesor asociado de medicina y cardiología y director de servicios de cardiooncología en el Rush University Medical Center en Chicago.

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Después de los cánceres de piel, los cánceres hormonodependientes como el de próstata y el de mama son los cánceres más comunes en todo el mundo. Las mejoras en el tratamiento, incluyendo un mayor uso de terapias hormonales, significan que más personas con estos cánceres viven más tiempo, pero la enfermedad cardíaca se ha convertido en una de las principales causas de enfermedad y muerte en estos pacientes.

Los inhibidores de tamoxifeno y aromatasa son dos tipos de tratamientos hormonales para el cáncer de mama. Los autores del trabajo revisaron la investigación existente y hallaron que el tamoxifeno aumenta el riesgo de coágulos sanguíneos, mientras que los inhibidores de la aromatasa incrementan el riesgo de ataque al corazón y evento cerebrovascular más que el tamoxifeno.

También descubrieron que el tratamiento del cáncer de mama con múltiples hormonas se asocia con tasas más altas de presión arterial alta, ritmos cardíacos anormales y coágulos sanguíneos.

En los hombres, la terapia de privación de andrógenos para reducir la testosterona es un tratamiento para el cáncer de próstata. Pero aumenta los niveles de colesterol y triglicéridos, aumenta la grasa corporal mientras disminuye los músculos y afecta la capacidad del cuerpo para procesar la glucosa, lo que puede resultar en diabetes tipo 2. Estos cambios metabólicos están asociados con un mayor riesgo de ataque cardíaco, EVC, insuficiencia cardíaca y muerte cardiovascular, reveló el estudio.

«Para los pacientes que tienen dos o más factores de riesgo cardiovascular, es probable que la derivación a un cardiólogo sea apropiada antes de comenzar el tratamiento hormonal. Para los pacientes que ya reciben terapias hormonales, una discusión con el equipo de oncología puede ayudar a determinar si es recomendable una derivación de cardiología», finalizó Okwuosa.

 

Vía: Health Day News