La gran mayoría de las personas suele bostezar cuando se sienten somnolientas o aburridas o, a veces, lo hacen sin razón aparente.

Existen algunos mitos interesantes sobre esta acción extraña, en donde mantenemos la boca muy abierta a lo ancho mientras hacemos una respiración profunda, y que no solo realizamos las personas, sino también algunos animales. Hace siglos, la gente pensaba que debía cubrirse la boca durante un bostezo para evitar que su alma abandonara el cuerpo.

Actualmente, muchas personas han escuchado la teoría de que las personas bostezan porque el cerebro necesita más oxígeno. Esto simplemente NO es cierto.

De acuerdo con la Clínica Cleveland, los bostezos SÍ son útiles para abrir nuestras trompas de Eustaquio, estructuras que regulan la presión del aire en el oído medio.

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Recientemente, un grupo de investigadores también descubrió que el bostezo está involucrado en la termorregulación del cerebro, lo que lo ayuda a mantener su temperatura interna central. Asimismo, estos expertos se dieron cuenta de que los bostezos precedieron a los aumentos en la temperatura cerebral. Por ello, teorizaron que, al igual que una computadora, el cerebro tiene su propio mecanismo de enfriamiento para evitar que se sobrecaliente, siendo en este caso los bostezos los reguladores de la temperatura.

Dicho estudio, publicado en la revista Physiology & Behavior, se sumó a otra evidencia científica descrita en Frontiers in Evolutionary Neuroscience, la cual señala que los bostezos espontáneos y contagiosos surgen de un mecanismo subyacente involucrado en la regulación de la temperatura del cerebro. Entonces, si bostezas después de ver a otra persona bostezar, es probable que te encuentres en la misma área y, por lo tanto, estés expuesto al mismo ambiente de temperatura.

Lo mismo ocurre cuando te sientes somnoliento o aburrido. Los ciclos de sueño, el aburrimiento y el estrés están asociados con las fluctuaciones de temperatura en el cerebro.

 

Vía: Cleveland Clinic