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Los niños con autismo difieren tanto en la parte social como de desarrollo de los niños que no padecen el trastorno. Ahora, mediante un estudio publicado en la revista Gut, investigadores revelaron que también hay diferencias en su variedad de bacterias intestinales saludables o «microbiota».

Los resultados conducirían a un tratamiento más temprano para los niños con trastorno del espectro autista (TEA), destacaron los autores.

La microbiota intestinal puede variar según el lugar donde viva la gente, pero los hallazgos muestran «por primera vez que la microbiota intestinal de los niños con autismo tiene un desarrollo anormal y está por detrás de la de los niños sin TEA de la misma edad», comentó Siew Ng, de la Universidad China de Hong Kong y autor del estudio.

Investigaciones anteriores han sugerido que la microbiota intestinal puede desempeñar un papel en el autismo. Y la evidencia sugiere que la vía entre las bacterias intestinales y el sistema nervioso central (el eje intestino-cerebro) tiene un fuerte efecto en los comportamientos sociales.

Para obtener más información, los autores de este estudio compararon las microbiotas de 64 niños con autismo y 64 niños con desarrollo típico en China. Los niños tenían entre 3 y 6 años.

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Los investigadores evaluaron el rango, el volumen y las funciones asociadas de las bacterias en las muestras de heces de los niños. De esta forma, descubrieron que los menores con autismo tenían una variedad y un volumen distintivo y subdesarrollado de bacterias intestinales que no están relacionadas con la dieta.

Los niños con trastorno del espectro autista tuvieron significativamente menos bacterias relacionadas con la actividad de los neurotransmisores, así como cinco especies de bacterias que normalmente no se encuentran en el aparato intestinal de los niños sin TEA.

Tales diferencias se confirmaron en un grupo separado de ocho niños con autismo y de 10 sin autismo, comentaron los autores.

El estudio sugiere que podría haber un perfil microbiano característico del autismo, el cual facilitaría el tratamiento temprano del trastorno, dijeron los investigadores. También subrayaron que se necesita una investigación más extensa, pues en la actualidad no existe una prueba definitiva para el TEA.

«Debido a que el desarrollo de comunidades microbianas dentro del tracto gastrointestinal durante la infancia representa una ventana crítica del crecimiento y la salud en los humanos, los cambios en la microbiota intestinal durante el desarrollo temprano de la vida podrían tener papeles funcionales importantes en la progresión del trastorno del espectro autista», destacaron los autores.

Finalmente y con base en esta investigación, los expertos agregaron que tal vez sea posible predecir el autismo de forma no invasiva utilizando marcadores de bacterias fecales y perfiles de desarrollo de bacterias relacionadas con la edad.

 

Fuente: Health Day News