La reanimación cardiopulmonar (también conocida por su abreviatura RCP), es una técnica que, de aplicarse de forma correcta, no solamente puede salvar la vida de una persona, sino también reducir de forma importante otros riesgos, encontró un reciente estudio.

Cuando una persona aplica una RCP (algo que puedes aprender en un curso de medicina preventiva sin necesidad de ser especialista o tener entrenamiento como médico), además de salvar la vida de una persona, la víctima tiene menos riesgo de sufrir daño cerebral.

“Los hallazgos de nuestro estudio subrayan la importancia de aprender a reconocer el paro cardíaco y a realizar compresiones de pecho”, dijo el doctor Kristian Kragholm, líder del estudio y médico del Hospital de la Universidad de Aalborg, en Dinamarca.

De acuerdo con el doctor, las víctimas de paro cardiaco tienen más probabilidades de sobrevivir si las personas que se encuentran cerca entran en acción aplicando RCP, es decir, realizar compresiones del pecho, o si es posible, usar un desfibrilador externo automático (dispositivo que una persona no entrenada puede usar con facilidad para administrar un shock que haga que el corazón que se ha detenido vuelva a su ritmo).

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Todos debemos estar listos para reconocer y responder a un paro cardiaco. Todos podemos tener un rol en ayudar a salvarle la vida a alguien, y como muestra esto, también a mejorar sus resultados a largo plazo”, indicó el doctor Zachary Goldberger, profesor asistente en la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, en Seattle, Estados Unidos.

Los especialistas explicaron que un paro cardiaco ocurre cuando el corazón deja de latir de repente y no puede bombear sangre y oxígeno al cuerpo. Si una persona cercana al lugar del incidente realiza una reanimación cardiopulmonar mantendrá a la sangre de la víctima en circulación, lo que hace que se gane tiempo hasta la llegada de los paramédicos.

Para llevar a cabo una RCP se debe recibir entrenamiento en un curso acreditado por instituciones médicas. Este procedimiento consiste básicamente en dos puntos: 1) dar respiración boca a boca, la cual provee oxígeno a los pulmones de una persona; y 2) compresiones cardíacas, las cuales mantienen la sangre de la persona circulando.

 

Vía: Health Library, MedLine Plus