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La natación funge como una opción de ejercicio segura para personas que padecen artritis, han sufrido lesiones o que tienen alguna discapacidad.

La natación incluso puede ayudar a reducir parte de tu dolor o mejorar tu recuperación tras lesionarte por cualquier causa. Un estudio reveló que las personas con osteoartritis reportaron reducciones significativas en el dolor y la rigidez de las articulaciones, y experimentaron menos limitaciones físicas después de participar en actividades como nadar y andar en bicicleta.

Lo que es todavía más interesante, es que hubo poca o ninguna diferencia en los beneficios entre los dos grupos. Por lo tanto, la natación parece tener muchos de los mismos beneficios que los ejercicios terrestres que suelen recomendar los médicos.

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En cuanto a las personas con asma, el ambiente húmedo de las piscinas cubiertas hace que la natación sea una gran actividad para ellas. Sumado a ello, los ejercicios asociados con esta actividad física, como contener el aire debajo del agua, pueden ayudarte a expandir tu capacidad pulmonar y a controlar tu respiración.

Sin embargo, algunas investigaciones sugieren que nadar puede aumentar el riesgo de asma debido a los productos químicos que se usan para tratar las piscinas. Habla con tu médico sobre los posibles riesgos de practicar natación si padeces asma y, si es posible, busca una piscina que utilice agua salada en lugar de cloro.

 

Fuente: Healthline