La hidroterapia, también conocida como terapia acuática o terapia de agua, es un tipo de ejercicio que se realiza en una piscina. El agua debe estar tibia y la profundidad debe estar a un nivel entre la cintura y los hombros.

Si has visto una clase de aeróbic acuático durante alguna sesión en un centro recreativo, entonces has sido testigo de un tipo de hidroterapia. Un entrenador personal o instructor de fitness suele dirigir este tipo de clases.

También puedes llevar a cabo hidroterapia bajo la supervisión de un fisioterapeuta. En este entorno, puedes usar equipos de ejercicio como una caminadora o una bicicleta fija mientras te encuentras en la piscina.

Además de mejorar el estado físico general, las personas utilizan la hidroterapia para:

  • Mejorar la circulación
  • Promover la relajación
  • Tratar condiciones que involucran al sistema musculoesquelético
  • Aliviar la ansiedad, el dolor y la depresión

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Sumado a ello, la hidroterapia puede usarse para ayudar a reducir los síntomas de algunos tipos de artritis. En este caso específico, la hidroterapia puede ayudar a retrasar el daño causado por la artritis reumatoide (AR).

Un estudio de 2017 que incluyó a 40 personas con AR descubrió que un enfoque de tratamiento combinado de medicamentos e hidroterapia reducía el daño articular ocasionado por radicales libres llamados especies reactivas de oxígeno (ROS).

Dicho enfoque mejoró el estado oxidante-antioxidante en los individuos afectados. Los autores del estudio recomendaron incluir ejercicios de hidroterapia de intensidad moderada en el tratamiento de la AR.

 

Fuente: Healthline