Las lesiones deportivas generalmente se dividen en dos categorías, agudas o crónicas, y pueden deberse a un impacto directo, carga (poner más fuerza en una articulación de la que se puede soportar) o uso excesivo.

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Una lesión aguda es el resultado de un incidente o accidente que produce síntomas perceptibles. Por ejemplo, un resbalón, una caída, una embestida o una colisión pueden provocar una lesión aguda. Aunque es cierto que algunos accidentes son solo una parte de la práctica de cualquier deporte, otros pueden evitarse si se cuenta con el equipo adecuado y se juega en condiciones seguras. Por ejemplo, jugar al fútbol sobre hojas mojadas puede provocar resbalones y caídas.

Una lesión crónica es considerada de más largo plazo, ya que puede comenzar como una lesión aguda que no sana por completo, o puede ser causada por un uso excesivo de la extremidad o por utilizarla de forma inadecuada. Muchos atletas juegan con dolor, lo que puede provocar lesiones crónicas.

 

Fuente: Very Well Health