El polvo puede ser más que una molestia para ti y los tuyos. Y más aún para las personas que son alérgicas al mismo, ya que pueden tener problemas para respirar si se junta mucho de estas partículas en un solo lugar.

Ante ello, el Grupo de Trabajo Ambiental de Estados Unidos recomienda lo siguiente:

  1. Aspira tu casa a menudo. Asegúrate de que tu aspiradora esté equipada con un filtro HEPA (retenedor de partículas de alta eficiencia).
  2. Humedece regularmente los pisos que no estén alfombrados. Utiliza un paño húmedo para limpiar los aparatos electrónicos.
  3. Usa un paño húmedo (sin productos de limpieza) o un paño de microfibra para limpiar los muebles.
  4. Compra muebles hechos de madera, o cuyo relleno sea de lana, poliéster o algodón.
  5. Utiliza sellador para tapar las grietas donde el polvo podría asentarse.
  6. Empieza por limpiar el polvo de las áreas de tu casa donde los niños se arrastran, se sientan y juegan.
  7. Utiliza un filtro de aire de calidad en tu caldera o calefactor de aire (si lo tienes). Es importante que lo cambies a menudo.
  8. Pídele a alguien que lo limpie si eres alérgico(a) al polvo.

Recuerda que el polvo es el nombre genérico que se le da a las partículas sólidas cuyo diámetro es menor a los 500 micrómetros. En nuestro planeta, el polvo que se encuentra en la atmósfera proviene de diversas fuentes, entre ellas el polvo del suelo levantado por el viento, erupciones volcánicas, incendios y contaminación (emisiones de automóviles, fábricas, etc.). El polvo que está disperso en el aire se considera un aerosol, y puede generar efectos significativos en el clima y la salud de las personas.

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Asimismo, no olvides que el polvo es responsable de enfermedades del sistema respiratorio, como la neumoconiosis, la cual se produce por la infiltración en el aparato respiratorio del polvo de sustancias minerales (hierro, carbón) o vegetales (polen, café). De ahí la importancia de eliminar el polvo periódicamente de tu hogar.

 

Vía: Health Day News