Las úlceras por presión, úlceras por decúbito, son áreas de piel lesionada que pueden desarrollarse en personas que:

  • Han estado confinadas en cama durante períodos prolongados.
  • No pueden moverse por períodos cortos de tiempo, especialmente si son delgadas o tienen enfermedades de los vasos sanguíneos o enfermedades neurológicas.
  • Usan una silla de ruedas o una silla de cabecera (una silla de hospital que permite que el paciente se siente erguido junto a la cama).

Las úlceras por presión son comunes en personas en hospitales y hogares de ancianos, así como en aquellas que reciben cuidados en el hogar. Estas se forman cuando el peso del cuerpo de la persona presiona la piel contra una superficie firme.

En las personas confinadas a una cama, las úlceras por decúbito son más comunes en la cadera, la columna vertebral, la zona lumbar, el coxis, los omóplatos, los codos y los talones. En las personas que usan una silla de ruedas, tienden a aparecer en los glúteos y en las plantas de los pies.

Dicha presión interrumpe temporalmente el suministro de sangre hacia la piel, lo que daña las células cutáneas. A menos que se alivie la presión y la sangre fluya hacia la piel nuevamente, esta pronto comienza a mostrar signos de lesión.

La presión provocada por estas úlceras no tiene por qué ser muy intensa. Normalmente, nuestra piel está protegida de las lesiones por presión porque nos movemos con frecuencia, incluso cuando dormimos.

Al principio, es posible que solo haya un parche de enrojecimiento. Si este parche rojo no está protegido de la presión adicional, el enrojecimiento puede formar ampollas o llagas abiertas (úlceras). En casos severos, el daño puede extenderse a través de la piel y crear un cráter profundo que expone a los músculos o huesos.

El músculo es todavía más propenso a sufrir lesiones graves por presión que la piel. Una úlcera puede afectar varias capas de tejido dañado.

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Aunque la presión sobre la piel es la principal causa de las úlceras por presión, otros factores suelen contribuir al problema. Estos incluyen:

1. Cizallamiento y fricción: el cizallamiento y la fricción hacen que la piel se estire y los vasos sanguíneos se doblen, lo que puede afectar la circulación sanguínea en la piel. En una persona confinada a la cama, se producen cortes y fricción cada vez que una persona se desliza sobre las sábanas.

2. Humedad: la humedad de la transpiración, la orina o las heces hace que la piel bajo presión sea más propensa a sufrir lesiones. Las personas que no pueden controlar la vejiga o los intestinos (personas con incontinencia) tienen un alto riesgo de desarrollar úlceras por presión.

3. Disminución del movimiento: las úlceras por decúbito son comunes en personas que no pueden levantarse de la cama o rodar de un lado a otro. Sin estos pequeños movimientos a lo largo del día, la piel que está presionando contra la cama no recibe un suministro constante de oxígeno y nutrientes. El flujo sanguíneo es inadecuado en estas partes de la piel. (Las personas que pueden moverse sin ayuda tienen un menor riesgo de úlceras por presión porque pueden cambiar su peso periódicamente).

4. Disminución de la sensibilidad: las úlceras por decúbito son comunes en personas que tienen problemas nerviosos que disminuyen su capacidad para sentir dolor o malestar. Sin estas sensaciones, la persona no pueden percibir los efectos de una presión prolongada sobre la piel.

5. Problemas circulatorios: las personas con aterosclerosis, problemas circulatorios por diabetes a largo plazo o hinchazón localizada (edema) pueden tener más probabilidades de desarrollar úlceras por presión. Esto se debe a que el flujo sanguíneo en la piel es débil, incluso antes de que se aplique presión sobre esta.

6. Nutrición deficiente: es más probable que se desarrollen úlceras en las personas que no ingieren suficientes proteínas, vitaminas y minerales.

7. Edad: los adultos mayores, especialmente aquellos con más de 85 años, tienen más probabilidades de desarrollar úlceras por decúbito porque la piel suele volverse más frágil con la edad.

RECUERDA: Las úlceras por decúbito pueden provocar complicaciones médicas graves, incluidas infecciones de los huesos y la sangre. De ahí la importancia de que un médico o una enfermera las diagnostiquen examinando la piel de las personas en riesgo. Las pruebas suelen ser innecesarias a menos que haya síntomas de infección.

 

Vía: Harvard Medical School