De acuerdo con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), es esencial realizar, como mínimo, 150 minutos de actividad aeróbica por semana —intensidad moderada—.

Hacerlo trae múltiples beneficios para la salud, tanto físicos como mentales. ¿Has oído hablar sobre las endorfinas? Son hormonas que libera el cuerpo durante el ejercicio, mismas que provocan felicidad y bienestar. Sin olvidar que mantenerse activo favorece la oxigenación cerebral, brindando mayor energía.

La mejor manera de incorporar el ejercicio a tu vida es hacerlo un hábito. Si bien puede parecer difícil en un principio, es posible. Para lograrlo, toma en cuenta las siguientes etapas.

1. Contemplación.

Piensa en ello y pregúntate acerca de los pros y los contras de entrar en el hábito del entrenamiento físico. Anótalos y cuestiona los siguiente.

  • ¿Cómo mejoraría la vida si hago más ejercicio?
  • ¿Me ayudaría a mejorar mi autoestima?
  • ¿Me ayudará a mantener mi peso?
  • ¿Me tomará demasiado tiempo?

2. Preparación.

Mira tu lista y piensa en un plan de acción. Por ejemplo, qué puedes hacer para realizar ejercicio sin que interfiera en tu trabajo, o cuáles son las actividades físicas que puedes realizar durante tu horario laboral.

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3. Acción.

Haz cambios reales y ejercítate según tu plan. Para ayudar a mantener tu nuevo objetivo, toma nota de los contratiempos que has superado. Puedes ofrecerte una recompensa, como un día en el spa o una noche en el cine. No olvides realizar un seguimiento de tu progreso.

4. Mantenimiento.

En este paso, el ejercicio se ha convertido en parte de tu vida. Encuentra la manera de hacerlo interesante y no te rindas. Desafíate a hacer cosas divertidas y emocionantes.

 

Vía: Family Doctor.org