Realizar actividad física intensa aporta numerosos beneficios para la salud; pese a ello, también acarrea cansancio y agotamiento, principalmente en aquellas personas que abandonaron el ejercicio o no están acostumbradas a hacerlo.

De acuerdo con especialistas, este tipo de agotamiento —o no recuperarse del todo— puede limitar el rendimiento en las próximas sesiones de entrenamiento, así como producir sobreentrenamiento. ¿Cómo lograr una recuperación óptima? Toma nota de lo siguiente.

1. No pares de ejercitarte repentinamente.

Después de hacer ejercicio, no descanses inmediatamente. Continúa con la actividad a baja intensidad durante 10 minutos. Esto con el fin de eliminar ácido láctico de tus músculos y reducir la sensación de rigidez.

2. Estírate después del ejercicio, no antes.

Si estiras tus músculos, tendones y ligamentos antes de comenzar el ejercicio, corres el riesgo de lastimarlos. Lo ideal es esperar a que los tejidos se calienten, de manera que se logre una extensión que reduzca los dolores musculares.

3. Recupera los nutrientes rápidamente.

Tras hacer ejercicio, los músculos están ávidos por recuperar sus reservas de combustible en forma de carbohidratos (glucógeno). También requieren pequeñas dosis de proteínas, para acelerar la reconstrucción de los músculos.

4. Hidrata tu cuerpo.

Los líquidos son necesarios para mantener el volumen sanguíneo y, por ende, suministrar oxígeno y combustible a los músculos. Aunque no lo creas, la hidratación corporal se pierde mediante la sudoración, razón por la que es crucial su reemplazo. No dudes en beber agua antes, durante y después del ejercicio.

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5. Descansa lo suficiente.

Un buen descanso ayuda a estar preparado, física y mentalmente, para el próximo entrenamiento. Por ello, es esencial dormir un mínimo de 7 a 8 horas cada noche, con el fin de asegurar una recuperación completa.

 

Vía: Runner’s World