Aunque parezca algo difícil de creer, los niños pueden llegar a sentirse igual de agobiados que los adultos por el estrés y los problemas de la vida cotidiana. Por ello es importante que los padres aprendan a educar emocionalmente a sus hijos, para que puedan hacerle frente a estas adversidades.

Que un niño logre dominar sus emociones le ayudará no solamente a afrontar de mejor manera los obstáculos que le presente su vida diaria, también favorecerá su salud integral al disminuir el estrés, la ansiedad y el riesgo de desarrollar posibles enfermedades mentales.

Aunque en nuestro país existen altos niveles de estrés y violencia -aspectos que afectan a los niños-, los menores son una de las poblaciones más desatendidas en este contexto, lamentó Rebeca Mejía Arauz, profesora del Departamento de Psicología, Educación y Salud (DPES) del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO).

De acuerdo con la experta los pequeños más desatendidos “tanto por los mismos expertos, investigadores y científicos, como por las instituciones y las mismas familias, es la infancia media, que es de los 6 a los 11 años de edad, porque se da por hecho que son atendidos mientras tengan comida, un hogar, ropa y escuela”.

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En los niños de esta edad, los padres tienden a centrarse únicamente en los problemas asociados a su aprendizaje escolar, “pero la vida social y emocional de los niños está muy descuidada, no sólo en México sino en todo el mundo”, indicó.

“Se nota una especie de desvanecimiento de la convivencia y de la relación familiar, y eso afecta” el desarrollo de los menores, agregó.

¿Cómo educar emocionalmente a mi hijo?

Para que los niños puedan tener un óptimo dominio de sus emociones, expertos recomiendan a los padres llevar a cabo acciones concretas, como:

1 Ayudarlos a entender lo que sienten. Hacerles saber que todos podemos llegar a sentirnos enojados, tristes o frustrados, y que esto no tiene nada de malo.

2 Ayudarlos a expresar lo que sienten. Darles la confianza que necesitan para poder expresarse sin temor a que los juzguen.

3 Ser empáticos con sus emociones. Comprender por qué se sienten así y ayudarlos a encontrar una solución.

4 Ayudarlos a entender las emociones de los demás. Pregúntale cómo cree que se siente su amigo, su maestra, incluso el personaje de un libro o de una película.

5 No intentar evitar que se sientan frustrados de vez en cuando. Los sentimientos de frustración son una excelente oportunidad para que los niños aprendan a manejar las dificultades que se le presenten.

 

Vía: Notimex, Guía Infantil