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La forma en la que preparas, cocinas o conservas tus alimentos puede reducir significativamente la cantidad de vitaminas en los mismos. Existen elementos que destruyen su efectividad, como el calor —cocción y temperatura de conservación—, el contacto con el aire y agua —hervido o recipientes herméticos— y la exposición a la luz.

La temperatura de cocción destruye especialmente la vitamina C, el ácido fólico, la vitamina E y algunas vitaminas del complejo B. Es decir, el deterioro de estas vitaminas depende del tiempo de cocción. Mientras más rápido sea —y con la menor temperatura posible— mayor conservación obtendremos.

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Sigue estos consejos y aprovecha los nutrientes de los alimentos.

  1. Cocina al vapor. Durante este proceso, los vegetales se cuecen a una temperatura de 100º C. Comparado con el calor que alcanza el aceite o el horno, la pérdida de vitaminas es menor.
  2. Prepara los vegetales con poca agua. El agua arrastra las vitaminas hidrosolubles —B y C—, por ello, es indispensable utilizar el mínimo de agua para conservar mayor cantidad de minerales y vitaminas.
  3. Conserva los alimentos en recipientes bien cerrados. El contacto con el oxigeno del aire deteriora muchas vitaminas, especialmente la biotina y las vitaminas C, D y E.
  4. Conserva los alimentos en recipientes de cristal opaco. Algunas vitaminas son sensibles a la luz. Elige recipientes de cristal en vez de envases de plástico. Esta recomendación es importante cuando se trata de aceites.
  5. Corta los alimentos en piezas grandes. Esto ayudará a que la superficie de los vegetales y las frutas se vea menos expuesta al contacto con el aire. También es recomendable no pelar las frutas y verduras, a fin de conservar la fibra y evitar que se oxiden.

 

Vía: Botanical.com / Medline Plus