Al igual que cuando se adquiere cualquier habilidad nueva, aprender a sumergirte en la atención plena requiere práctica. La doctora Ellen Slawsby, directora de servicios para el dolor del Benson-Henry Institute for Mind Body Medicine, afiliado a la Universidad de Harvard, sugiere realizar algún tipo de ejercicio de atención plena durante 20 minutos todos los días. Esto te enseña a permanecer en el momento, a canalizar tus pensamientos y energía positiva en una sola experiencia y a aprender a relajarte.

«Se requieren entre cuatro y seis semanas de práctica diaria para que la atención plena se convierta en una reacción natural al estrés o el dolor», afirma Slawsby.

Conoce más: Atención plena y entrenamiento cognitivo, ¿cómo benefician al cerebro de personas mayores?

Hay muchas formas de practicar la atención plena. La meditación guiada es ideal, pero aquí te dejamos algunas otras sugerencias cortesía de la experta:

  1. Cuenta las respiraciones. Cierra los ojos y concéntrate en tu respiración mientras cuentas tus respiraciones hasta 10 y luego hacia atrás hasta cero. Repite varias veces. «Algo tan natural y repetitivo, como respirar, puede alejar tu atención del dolor o incomodidad, mientras que ayudas a calmar la ansiedad», señala Slawsby.
  2. Mira y escucha. Observar el mundo natural, como los árboles en tu patio trasero o las ardillas corriendo y saltando, también puede producir un estado de consciencia y relajación. Internet ofrece muchos videos que muestran entornos naturales tranquilos, generalmente con música de fondo relajante. «Puedes sentir algunos de los mismos beneficios con una experiencia virtual, como ver a una persona bucear en un arrecife de coral o a alguien caminando por el bosque», indica Slawsby.
  3. Sé consciente de cuándo ocurre el dolor. A veces, el dolor o la tensión son predecibles y la atención plena puede ser una medida preventiva. Por ejemplo, si sufres de dolor y rigidez matutinos recurrentes, realiza una rutina consciente de estiramiento o yoga cuando te despiertes por primera vez. «De esta forma, la atención plena te ayuda a pensar en formas de aliviar el dolor antes de que esperes que comiences».
  4. Mira tu pasado. Todos hemos tenido momentos de atención plena antes, así que recuerde esos momentos e intente reproducirlos. «¿Qué hiciste que te ayudó a sentirte tranquilo y en control?» dice Slawsby. «Podría ser un pasatiempo o una tarea doméstica o alguna otra forma de estímulos absorbentes repetitivos».

 

Vía: Harvard Medical School