Estudios han encontrado que socializar durante la niñez trae consigo una diversa serie de beneficios a la salud integral, tanto durante a esa edad como en etapas futuras. Es por ello que cuando un hijo recibe la invitación para ir a jugar a casa de un amigo es algo que celebrar.

Visitar a un amigo en su casa para jugar suele ser una manera de cimentar una buena y duradera amistad. Además, funciona para que los niños aprendan importantes habilidades sociales, al verse expuestos a otras personas y a un nuevo ambiente.

Sin embargo, especialistas en salud recomiendan que una buena idea antes de dejar ir a un hijo a casa de un amigo es hablar primero con sus padres.

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Hacerlo es una excelente oportunidad tanto para informarse de los hábitos de la otra familia, así como para compartir información importante sobre la salud de nuestro hijo, como una posible alergia o alguna enfermedad.

De acuerdo con la Academia Americana de Pediatría, es aconsejable que antes de dejar ir a un hijo a casa de un amigo los padres pregunten tres aspectos clave:

1. ¿Quién va a vigilar a los niños?

Se debe estar al tanto de quién será el adulto encargado de supervisar a los pequeños, si se trata de uno de los padres o algún otro cuidador. Esta pregunta cobra mayor importancia cuando se trata de encuentros que se postergarán hasta tarde o si es alguna pijamada.

2. ¿Hay alguna piscina o trampolín?

En el caso de las piscinas, se debe saber quién los va a vigilar, ya que los niños menores de 5 años siempre deben ser vigilados mientras estén en el agua o cerca de ella. Los trampolines, por su parte, pueden llegar a ocasionar lesiones accidentales, principalmente en menores de 6 años.

3. ¿Hay mascotas en la casa?

Es común que la mayoría de familias cuenten con una mascota, por lo que es aconsejable que los padres pregunten si esta es dócil. Si es el caso, se debe comunicar a los padres del amigo en cuestión que nuestro hijo es nervioso o le tiene miedo a los animales.

 

Vía: Healthy Children (Academia Americana de Pediatría)