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Ninguna mamá o papá lo desean, pero no es raro que un bebé nazca con un problema relacionado con su aparato genital (pene, testículos o escroto). Si esto le ocurre a tu pequeño no te preocupes, un urólogo pediátrico te ayudará a que todo salga bien.

«La buena noticia es que estos problemas generalmente no causan efectos duraderos cuando se reparan o reciben tratamiento oportuno», afirma la doctora Audrey Rhee, uróloga pediatra de la Clínica Cleveland (Estados Unidos), quien nos menciona los tres problemas más comunes que pueden sufrir los bebés en su aparato genital y urinario después del nacimiento:

1. Testículos que no descendieron

Un testículo no descendido, afección conocida como «criptorquidismo», es el problema urológico más común al nacer. Es más frecuente en bebés prematuros y puede afectar a ambos testículos. En un bebé a término, los testículos no descendidos suelen bajar por sí solos durante los primeros seis meses de vida. Si esto no ocurre, es posible que requiera cirugía.

«Los testículos que no descienden poseen un mayor riesgo de desarrollar cáncer, por lo que cualquier testículo que no haya caído de forma natural para cuando el niño tenga 1 año debe corregirse quirúrgicamente», indica Rhee.

Llevar el testículo al escroto es estéticamente agradable, lo cual es importante conforme el niño crece. Pero también es un paso necesario para prevenir el cáncer. «Después de la pubertad, el niño podrá realizarse autoevaluaciones testiculares regulares, a fin de detectar un bulto o inflamación que pueda indicar cáncer testicular», señala Rhee. «No puede hacer eso si el testículo se ubica en su abdomen o ingle».

2. Pene imperfecto

Quizás te moleste que tu bebé tenga un pene anormal, pero es un problema que tiene solución y que no es raro. Su anomalía más frecuente es un trío de deformidades conocidas como «hipospadias». Estas incluyen un orificio urinario en la posición incorrecta, una curva en el pene —afección llamada cuerda— y un prepucio incompleto.

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«Tales deformidades deben corregirse, o el niño no podrá orinar mientras esté de pie cuando sea mayor». También podría sentir incomodidad durante las relaciones sexuales o tendrá dificultades para embarazar a una mujer”, advierte Rhee.

Las hipospadias se tratan quirúrgicamente con un solo procedimiento, que es mejor realizar entre los 6 y 18 meses de edad del bebé. «A esta edad, el niño todavía usa pañales, no tiene conciencia genital y es menos probable que recuerde el procedimiento», afirma Rhee.

La cirugía implica corregir la curva y llevar el orificio urinario a la punta. «Alentamos a los padres a que no circunciden al bebé hasta que se haya realizado la cirugía, ya que generalmente usamos el prepucio en la reparación», refiere Rhee.

En contraste, las epispadias —lo opuesto a las hipospadias— son una afección mucho más rara en la que el orificio urinario aparece en el tramo superior del pene. En estos bebés, el orificio se reubica quirúrgicamente en la punta de dicho órgano reproductor.

3. Escroto hinchado

Se le conoce como «hidrocele», e involucra a un escroto hinchado y lleno de líquido. Si este se presenta al nacer, normalmente desaparece a la edad de 1 año.

Los niños mayores también pueden desarrollar hidroceles por traumatismo en el escroto, una enfermedad de transmisión sexual o un tumor. «Cada vez que haya líquido en el escroto, debe evaluarse con un examen físico y quizás requiera un ultrasonido», subrayó Rhee.

 

Vía: Cleveland Clinic