El síndrome de Asperger es considerado un trastorno del espectro autista. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), se trata de un “Trastorno Generalizado del Desarrollo (TGD) de carácter crónico y severo, (caracterizado) por desviaciones o anormalidades en las capacidades de relación y comportamiento social”.

Lamentablemente, al relacionarse con el autismo clásico, se han generado diversas confusiones en cuanto a características y capacidades sociales se refiere. A decir de la Academia Americana de Pediatría (AAP), la diferencia entre un niño y otro es, frecuentemente, “una cuestión de grado”.

Por ello, y con el fin de disolver tus dudas sobre este síndrome, te compartimos algunos mitos y realidades que envuelven este tema. ¡Infórmate!

1. El síndrome de Asperger y el autismo son lo mismo.

Según la AAP, el síndrome de Asperger y el autismo ocupan lados opuestos en el espectro. Existen diferencias tanto en el ámbito intelectual, como en el lenguaje. Mientras que los niños con autismo suelen presentar un retraso en el habla; los menores con síndrome de Asperger tienden a ser verbalmente precoces.

2. Los niños con síndrome de Asperger no pueden socializar.

Si bien tienen dificultades para interactuar, sí desean hacer amigos. El problema es que no saben cómo actuar en los entornos sociales. Asimismo, sus expresiones, en cuanto a emociones se refiere, no suelen ajustarse a los patrones sociales mayoritarios, por lo que se podría pensar que carecen de empatía. Según expertos, las personas con Asperger pueden ser empáticas, siempre y cuando estén conscientes de las emociones ajenas.

Conoce más: 8 tips para padres cuyos hijos tienen síndrome de Asperger

3. Los niños con síndrome de Asperger son agresivos.

A decir de expertos de Autismo Diario, las conductas bruscas o intensas que llegan a tener estos menores suelen tener una causa y motivo justificado; es decir, los estallidos de agresividad “tienden a responder a la presión continua, acoso escolar y conductas de exclusión social”.

Recuerda que en este tipo de casos, o en cualquier otro relacionado con trastornos del desarrollo, es esencial el apoyo familiar y especializado. Un niño con Asperger puede tener una vida feliz y normal. Si algún miembro de tu familia está pasando por esta situación, solicita la asesoría de un experto.

 

Vía: Academia Americana de Pediatría/ Autismo Diario