En ocasiones, el clima no es el mejor aliado para aquellas personas que entrenan al aire libre. El organismo de los corredores, por ejemplo, puede colapsar frente a un resfriado, e impedir un entrenamiento fructífero.

El ejercicio juega un papel fundamental en el cuidado de la salud. No obstante, realizar actividad física con lesiones o enfermedades graves resulta contraproducente, por lo que no está recomendado.

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¿Qué hacer ante un resfriado?

Si te sientes muy enfermo, con nariz congestionada, tos o fiebre, el entrenamiento puede convertirse en un suplicio. Además, tus capacidades físicas y biológicas se verán reducidas.

Sin embargo, según investigadores de la Universidad de Ball State, en Indiana, “está comprobado que el ejercicio físico estimula el sistema inmunitario del corredor, por tanto, ejercitarse de forma moderada-suave podría ayudar a un mejor funcionamiento de nuestras defensas frente a los virus que nos están atacando”.

  1. En este sentido, es importante prestar atención a los síntomas. En función de su localización, debe decidirse si es buena idea o no hacer ejercicio. A decir de Thomas Weidner, director del Laboratorio en Investigación sobre Entrenamientos Atléticos de la universidad, entrenar de forma liviana puede ser bueno para personas con molestias del cuello hacía arriba.
  2. En caso de que las molestias se encuentren en los pulmones, o en otras partes del cuerpo, lo mejor es no realizar ningún tipo de deporte.
  3. Si existe fiebre —síntoma de que tu cuerpo está luchando con una infección—, es necesario descansar. Todos los médicos deportivos coinciden en que nunca se debe entrenar con fiebre.

Si tienes dudas sobre tu salud al momento de ejercitarte, visita a un especialista. No olvides respetar los límites de tu cuerpo.

 

Vía: Runne’s World