La timidez -sensación de inseguridad en uno mismo que una persona siente ante situaciones sociales nuevas- es un aspecto bastante común en los niños.

Pese a que se trata de una conducta típica en los niños, algunos padres pueden llegar a preocuparse por ello, en especial aquellos que valoran mucho la sociabilidad.

¿Cómo aparece la timidez?

Algunos pequeños pueden desarrollar timidez después de haber vivido experiencias difíciles. Sin embargo, hay quienes simplemente son tímidos de nacimiento.

Para la mayoría de los niños, es común adoptar esta postura cuando se ven expuestos a situaciones e interacciones sociales nuevas, como cuando entran en contacto con otros niños que no conocen.

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En estos casos, los pequeños no quieren o no pueden hacer el primer acercamiento, prefieren abandonar una posible amistad en lugar de acercarse a lo desconocido.

¿Cómo pueden ayudar los padres?

Los padres pueden ayudar a sus hijos a superar la timidez fomentando en ellos una serie de destrezas y formas especiales de interacción, como lo son:

1. Enseñarles a sobrellevar el fracaso, la frustración, el éxito, el cambio, las transiciones, el rechazo y las burlas.

2. Ayudarles a manejar la ira y usar el humor.

3. Enseñarles a perdonar y pedir disculpas.

4. Mostrarles cómo negarse a aceptar un desafío y pensar en cosas divertidas para hacer.

5. Expresar afecto.

6. Evitar situaciones peligrosas.

7. Defenderse y consolar a alguien.

8. Compartir y solicitar favores.

9. Contar cosas sobre sí mismo

10. Elogiar a alguien y expresar aprecio.

¿Cuándo buscar ayuda?

En muy pocos casos, la timidez puede llegar a causar problemas emocionales en los niños. En estos casos, los niños extremadamente tímidos a menudo no se adaptan tan bien como el resto de sus compañeros en la clase y en el patio de juegos.

Cuanto más tiempo continúe este patrón, más difícil será para el niño cambiar. Por ello, es importante que los padres permanezcan atentos y, en caso de percatarse de que algo no va bien, acudir con un médico para someter al pequeño a una evaluación.

 

Vía: Academia Americana de Pediatría (AAP)