Cuando somos niños, son muchas las cosas que pueden afectar, ya sea positiva o negativamente, nuestro desarrollo cognitivo. Uno de los aspectos negativos es la exposición al humo que echan los tubos de escape de los coches, pues las partículas de plomo que contienen han sido vinculadas con un coeficiente intelectual más bajo durante la adultez.

Según un reciente estudio neozelandés, los adultos que estuvieron expuestos constantemente al plomo en la niñez son más propensos a tener un coeficiente intelectual más bajo.

De acuerdo con los investigadores, respirar vapores de gasolina con plomo o jugar cerca de carreteras concurridas podría aumentar la exposición al plomo, pues los tubos de escape de los coches expulsan partículas de polvo con plomo.

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Para llegar a esta conclusión, los investigadores recolectaron muestras de sangre de los participantes en el estudio cuando tenían 11 años de edad. Cuando cumplieron 38 años, aquellos participantes que tenían más microgramos de plomo a los 11 años de edad, tenían un coeficiente intelectual en promedio 4.25 puntos más bajo que los que tenían niveles de plomo más bajos durante su niñez.

“Estos son datos históricos de una época en que los niveles de plomo como estos se consideraban como normales en los niños y no peligrosos (1970), de forma que los participantes de nuestro estudio nunca recibieron ningún tratamiento especial”, expuso Terrie Moffitt, autora principal del estudio y profesora de psicología y neurociencias en la Universidad de Duke en Durham, Carolina del Norte.

Aunque la gasolina con plomo se descartó poco a poco en Estados Unidos y Nueva Zelanda a mediados de la década de 1990, aún se utiliza este tipo de gasolina en algunos países.

 

Vía: MedlinePlus