comer-de-mas-deficiencia-hormonal.2De acuerdo con una investigación reciente, cierta deficiencia hormonal está vinculada con una marcada preferencia por los alimentos grasos y con una mayor tendencia a comer por placer.

Podríamos entonces decir que ese trozo extra de pastel de chocolate que queremos comer, a pesar de no tener hambre, quizás se deba a la escasez de una hormona en nuestro cerebro, que actuaría como la causante de que comamos de más y meramente por gusto.

Para comprobarlo, Vincent Mirabella y Zhiping Pang, investigadores de la Universidad Rutgers en Nueva Jersey, Estados Unidos, junto con sus colegas, hallaron que una vez que se redujeron los niveles de la hormona GLP-1 en el sistema nervioso central de modelos de ratón experimentales, los animales comieron más de lo necesario para absorber las calorías requeridas, mostrando una mayor preferencia por la comida con contenidos elevados de grasa.

En contraste, cuando los científicos aumentaron la señalización de GLP-1 en los cerebros de los ratones, lograron bloquear dicha preferencia.

La hormona GLP-1 lleva acabo una gran cantidad de funciones, que incluyen la regulación de las conductas alimenticias en nuestro cuerpo. La hormona es producida tanto por las células que se ubican en el intestino delgado como por las del cerebro, haciéndole saber a este último cuando estamos satisfechos.

Aún no se sabe con certeza cómo es que la GLP-1 liberada en el cerebro contribuye a la regulación del apetito. Pese a que esta no es la única razón por la que la gente suele comer de más, el estudio brinda nueva evidencia de que actuar directamente sobre las neuronas del sistema mesolímbico de la dopamina (un circuito de recompensa cerebral) en lugar de hacerlo sobre todo el cuerpo, mejoraría significativamente la manera de controlar los atracones de comida y la obesidad con menos efectos secundarios.

En el trabajo, los especialistas descubrieron que la activación de GLP-1 en el sistema mesolímbico bloqueaba las señales que permiten la comunicación entre neuronas, lo que ayudó a controlar los comportamientos de recompensa, incluyendo la alimentación. Los resultados mostraron que los ratones consumieron una menor cantidad total de comida, e incluso perdieron la preferencia por los alimentos con alto contenido de grasa.

 

Vía: Agencia ID