Aunque la ansiedad y el estrés nos ayudan a estar conscientes de nuestro entorno, existe un gran riesgo cuando el estado de alerta se vuelve excesivo. A esta situación se le denomina trastorno de ansiedad generalizada. Desafortunadamente, es un problema que no viene solo, debido a que en muchos casos puede generar tensión y dolor generalizado.

A decir de un estudio publicado en Journal of Affective Disorders, este tipo de dolor aflige a más de las mitad de los adultos que tienen ansiedad o depresión.

«La enfermedad crónica junto con un trastorno psiquiátrico es un problema urgente que los proveedores de salud deben tomar en cuenta al diseñar intervenciones preventivas y servicios de tratamiento, sobre todo para la pesada carga de salud mental que experimentan los que tienen dos o más enfermedades crónicas», señaló Silvia Martins, profesora asociada de epidemiología en la Universidad de Columbia y autora principal de la investigación.

El temor constante que produce el trastorno de ansiedad generalizada puede llevar a exacerbar las conductas defensivas, generando cambios físicos, como:

  • Mayor sudoración.
  • Respiración agitada.
  • Aumento del ritmo cardíaco.
  • Dolor universal.

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Recomendaciones

  1. Medicamentos. Puedes recurrir a inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina. También es posible optar por ansiolíticos o antidepresivos, siempre y cuando los prescriba un especialista en salud mental.
  2. Terapias cognitivo-conductuales o técnicas de relajación. Éstas ayudan a desarrollar la capacidad de hacer frente a las tensiones causadas por la ansiedad y el dolor. Las más comunes son el reentrenamiento de la respiración o la relajación muscular progresiva.
  3. Yoga, acupuntura o masajes. Este tipo de actividades promueven la relajación. La música relajante también es una buena opción; de hecho, se ha comprobado que tiene un efecto similar al de las benzodiazepinas, medicamentos que se utilizan como sedantes para la ansiedad preoperatoria.

Es importante que, sin importar el tratamiento que elijas, adoptes un estilo de vida saludable. Es decir, que realices ejercicio regularmente, duermas entre 7 y 8 horas, te alimentes sanamente y evites sustancias nocivas para tu cuerpo, como la cafeína y el alcohol.

Si tienes dudas o te interesa recibir un tratamiento personalizado, visita a un experto en salud mental.

 

Vía: Hola Doctor