Es común que la mayoría de personas experimentemos una sensación extraña en los oídos al viajar en avión. Si para los adultos esta sensación resulta incómoda e incluso dolorosa, imagina cómo la sienten los niños.

Para los niños, especialmente para los bebés y para los más pequeños, esta sensación puede ser tan extraña que puede incluso llegar a causarles miedo.

Es tarea de los padres de familia hacer sentir bien a los pequeños en esta situación al hacerles saber que estas molestias en los oídos son algo común al viajar en avión.

Esta sensación en los oídos se origina por los cambios en la presión que se producen en el espacio de aire localizado detrás del oído medio.

No solo cuando viajamos en avión, también cuando hacemos submarinismo, se escala una montaña o incluso nos montamos en un ascensor, la presión del aire disminuye según nos elevemos, y aumenta según descendamos. Si la presión no se regula, la presión del aire más alta ejercerá presión sobre uno de los lados del tímpano, ocasionando dolor.

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Lo anterior explica por qué tantos bebés lloran durante los últimos minutos de un vuelo, justamente cuando se incrementa la presión del aire de la cabina a medida que el avión se prepara para aterrizar.

Cabe destacar que este dolor es temporal, y no ocasionará ningún daño ni problema a largo plazo en la salud integral. Generalmente desaparece en cuestión de minutos, a medida que la presión de aire se equilibre en ambos lados del tímpano.

Sin embargo, es posible que los padres ayuden a sus hijos a facilitar la regulación de la presión del aire en los oídos y así eliminar, o disminuir, el dolor. Algunos tips para lograrlo son:

1 Tomar bebidas descafeinadas en abundancia (de preferencia agua) durante el vuelo. Beber en abundancia no solamente provoca que un niño trague -lo cual hace que se nivele la presión- también contrarresta los efectos del aire dentro de los aviones, el cual es sumamente seco, lo que endurece las mucosidades nasales y facilita la congestión.

2 Mascar chicle o chupar caramelos duros, siempre y cuando los pequeños tengan más de tres años de edad.

3 Darles un biberón, chupete, o el pecho materno en caso de que se trate de bebés.

4 Invitarlos a bostezar frecuentemente.

5 Utilizar descongestionantes nasales antes de despegar y aterrizar para ayudar a abrir los conductos nasales.

6 Mantener a los pequeños despiertos durante el despegue y el aterrizaje. Ya que, cuando dormimos, no tragamos saliva con frecuencia, lo que dificulta mantener regulada la presión del aire en el oído medio.

 

Vía: Kid’s Health