Hacerse una herida es algo común que a todos nos puede llegar a pasar en algún momento de la vida.

Existen heridas de diversas magnitudes, desde leves cortes que sanan por sí solos hasta algunas más que requieren se realice una cirugía u otro procedimiento médico para su curación.

En el caso de este último tipo de herida, es importante saber que, tras la intervención quirúrgica, la atención se debe centrar en el cuidado de la herida, con la finalidad de evitar que esta se infecte.

Cabe resaltar que cualquier herida que se produzca como consecuencia de una cirugía o alguna otra intervención quirúrgica corre el riesgo de infectarse. Esto se debe a que la abertura en la piel puede permitir la entrada de gérmenes o suciedad en la sangre.

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Las infecciones varían en cuanto a su intensidad. Algunas pueden simplemente ocasionar malestar o dolor. Sin embargo, algunas otras pueden provocar fiebre, inflamación o supuración. Si estas infecciones no se tratan adecuadamente y a tiempo, sus complicaciones pueden ser mayores, requiriendo nuevas intervenciones quirúrgicas o, en el peor de los escenarios, el fallecimiento.

Consejos

Expertos señalan que la mejor forma de tratar una infección es prevenirla. Motivo por el que recomiendan seguir algunos consejos básicos de higiene:

-Limpieza.- La herida debe limpiarse 2 veces al día, la limpieza debe consistir en frotar con suavidad, y usando un movimiento circular, los puntos o la herida con agua y un jabón antibacteriano. Este proceso debe repetirse hasta que sean retirados los puntos (si los hay) o la herida esté curada.

-Pomada.- Después de limpiar, se recomienda aplicar una pequeña cantidad de pomada antibiótica (siempre y cuando esta haya sido indicada o aprobada por un experto en salud) en los puntos o en la herida. La pomada debe aplicarse en la cantidad y durante el tiempo indicado por un experto.

Señales de alerta

Se debe acudir con un doctor, o solicitar ayuda médica si se llega a detectar algún síntoma de infección, como lo son:

-Presentar enrojecimiento en la zona afectada.

-Tener rayas (estrías) rojas saliendo de la zona afectada.

-Presentar inflamación (hinchazón).

-Dolor en la zona afectada.

-Detectar un mal olor proveniente de la herida.

-Supura pus o drena.

-Hinchazón o adormecimiento en la zona afectada.

-Presentar fiebre mayor a 38ºC.

 

Vía: Universidad de Minnesota