Un absceso se forma cuando los gérmenes ingresan al cuerpo a través de una herida abierta.

El absceso suele elevarse y se aprecia como una protuberancia en la piel. Asimismo, puede sentir calor y dolor al tacto. La Nemours Foundation aconseja no reventar, empujar, apretar o tocar un absceso. Puedes aplicar una compresa caliente en el área, lo que a su vez puede ayudar a abrir y drenar la herida.

Si bien muchos abscesos se pueden tratar en casa, algunos quizás requieran atención médica. Por ello, Nemours sugiere controlar los signos de una infección más grave en el consultorio, que incluyen:

  1. El absceso se vuelve doloroso, rojo e hinchado.
  2. Aparecen rayas rojas cerca del área infectada.
  3. Tienes dolor o incomodidad significativos.
  4. Tienes escalofríos o fiebre.

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Algunas consideraciones

Recuerda que un absceso es una cavidad donde se acumula pus. Puedes tener abscesos en casi cualquier parte del cuerpo. Cuando un área se infecta, el sistema inmunitario intenta combatir la infección. Los glóbulos blancos viajan hacia el área infectada, acumulándose dentro del tejido lesionado y causando inflamación. Durante este proceso se forma la pus, que es una mezcla de células sanguíneas blancas, gérmenes y tejido muerto.

Las bacterias, los virus, los parásitos y objetos ingeridos pueden causar la formación de abscesos. Cuando se forman en la piel son fáciles de detectar, pues lucen como zonas enrojecidas, hinchadas y que producen dolor. Los abscesos que se encuentran dentro del cuerpo tal vez no sean tan obvios y pueden lesionar órganos, incluso el cerebro, los pulmones, etc. Con base en lo que diga el médico, los tratamientos normalmente incluyen drenarlos y tomar antibióticos.

 

Vía: Health Day News / Medline Plus