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Aunque los funcionarios de salud están preocupado por una posible «pandemia doble» de COVID-19 e influenza este invierno, un nuevo estudio publicado en la revista Clinical Infectious Diseases encontró que los pacientes hospitalizados que fueron infectados con ambos virus tenían más del doble de probabilidades de morir, en comparación con los que solo se habían infectado con el nuevo coronavirus.

Científicos británicos realizaron la investigación durante los primeros meses de la pandemia, y los resultados fueron preocupantes: el 43% de los pacientes que fueron hospitalizados con ambas infecciones murieron, en comparación con el 26.9% de las personas que fueron hospitalizadas únicamente por COVID-19.

Si bien el estudio solo dio seguimiento a 58 personas entre los meses de enero y abril, los resultados se alinean con una investigación similar que actualmente está en curso.

«Si contraes ambas, te encuentras en serios problemas, y las personas que tienen más probabilidades de contraer ambas infecciones podrían ser las mismas que menos pueden permitírselo en términos de su propio sistema inmunológico o su riesgo de resultados graves», señaló Yvonne Doyle, directora médica de Public Health England, quien instó a las personas consideradas de alto riesgo a vacunarse contra la influenza si son elegibles.

«La vacuna contra la influenza es más importante que nunca para ayudar a reducir la transmisión de la influenza y protegerte de la doble amenaza de la gripe y la COVID-19», apuntó Doyle.

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En cuanto a la vacuna para COVID-19, algunos pediatras estadounidenses advierten que es posible que una vacuna contra el coronavirus para niños no llegue antes del otoño de 2021. Si bien los científicos se apresuran a desarrollar una vacuna para adultos, nadie ha iniciado el proceso para los niños.

«En este momento, estoy bastante preocupado de que no tengamos una vacuna disponible para los niños para el comienzo del próximo año escolar», dijo el doctor Evan Anderson, pediatra de Children’s Healthcare of Atlanta.

Anderson y sus colegas hicieron un llamado a los fabricantes de vacunas para que aborden dicho problema.

Muchas vacunas, incluidas las del sarampión, la poliomielitis y el tétanos, se desarrollaron para administrarlas a los niños. En tales casos, los fabricantes de vacunas generalmente comienzan con ensayos en adultos para verificar cualquier problema de seguridad y luego pasan a realizar las pruebas en los menores.

Anderson indicó que los fabricantes de vacunas podrían haber comenzado a realizar ensayos para niños durante el verano, tan pronto como obtuvieran buenos resultados en adultos. Pero eso no ha sucedido, y cuando estos ensayos comiencen, podría llevar un año o más preparar una vacuna contra el coronavirus para la población pediátrica, advirtió Anderson.

 

Vía: Health Day News