El bienestar emocional forma parte de la salud integral, es por ello que debe prestársele atención. Sobre todo durante la adolescencia, una etapa que por sí misma ya significa un aumento de conflictos internos, mismos que, combinados con situaciones negativas externas pueden ocasionar problemas emocionales en los jóvenes.

Para los padres de familia aprender a detectar esta clase de problemas en sus hijos adolescentes es fundamental, pues una oportuna intervención puede llegar a prevenir graves consecuencias, indicó una experta.

“Se puede morir de un corazón roto si no se recibe la orientación adecuada, por ejemplo”, advirtió María Fernanda Olvera Cabrera, directora del Instituto de la juventud de la Ciudad de México (Injuve).

De acuerdo con la experta, experimentar situaciones de violencia, ansiedad y conflictos familiares puede ocasionar problemas emocionales en los jóvenes, mismos que de no recibir tratamiento oportuno pueden empeorar hasta llegar al extremo de intentos de suicidio.

Lo que aparentemente no importa puede ser motivo de depresión, generar baja autoestima y tocar muchos aspectos de una persona, dañándolo hasta ocasionar pensamiento de muerte”, expuso.

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Olvera Cabrera compartió que los incidentes más comunes que ocasionan problemas emocionales en los adolescentes incluyen:

-Ser víctimas o testigos de violencia.

-Tener ansiedad.

-Conflictos familiares.

-Adicciones.

-Problemas con su pareja.

-Dudas sobre la sexualidad.

“Yo no creo que haya emociones negativas o positivas, todo está en cómo la persona las confronta, cómo le hace frente a ellas y cómo las acciones que detonan una emoción no se conviertan en negativas”, indicó la especialista.

Los padres de familia deben estar alertas sobre cualquier cambio en el comportamiento que experimenten sus hijos adolescentes, a fin de poder detectar posibles problemas emocionales. Algunas señales que pueden alertar sobre ello son:

-Baja autoestima.

-Dormir excesivamente, padecer insomnio u otros trastornos del sueño.

-Abandono o pérdida de interés en los pasatiempos favoritos.

-Bajo e inesperado cambio en el rendimiento escolar.

-Pérdida de peso y apetito, o algún trastorno alimenticio.

-Cambios bruscos de humor, como agresividad y exceso de enojo que no sean parte del carácter cotidiano.

 

Vía: Notimex, Healthy Children