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Un infarto ocular (o evento cerebrovascular ocular), también conocido como oclusión de la arteria retiniana, es causado por un coágulo o estrechamiento de los vasos sanguíneos de la retina. El flujo sanguíneo de la retina se interrumpe y, si no se trata, puede provocar daños permanentes en la retina y pérdida de la visión.

Durante un infarto ocular, las venas o arterias de la retina dejan de funcionar como deberían, pues quedan bloqueados por un coágulo o un estrechamiento del vaso sanguíneo.

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Al igual que en un derrame cerebral típico, donde la sangre que llega al cerebro se reduce o se corta, las retinas del ojo pierden su suministro de sangre. La sangre y el líquido pueden derramarse hacia la retina y causar hinchazón. Tanto las retinas como la vista de una persona pueden dañarse rápidamente.

Existen varios tipos distintos de eventos cerebrovasculares en los ojos, según el vaso sanguíneo afectado:

  • Oclusión de la vena central de la retina (OVCR): la vena principal de la retina se bloquea.
  • Oclusión de la arteria central de la retina (OACR): la arteria central de la retina se bloquea.
  • Oclusión de la rama venosa de la retina (BRVO, por sus siglas en inglés): las venas pequeñas de la retina se bloquean.
  • Oclusión de la rama de la arteria retiniana (BRAO, por sus siglas en inglés): las pequeñas arterias de la retina se bloquean.

 

Fuente: Medical News Today