Las hormonas bioidénticas se producen en un laboratorio. Estas se basan en compuestos que se encuentran en las plantas (generalmente soya o ñame silvestre), así lo indica Michigan Medicine, en Estados Unidos.
Una vez que se procesa la hormona de origen vegetal, se dice que su estructura es idéntica a la del estrógeno, la progesterona o la hormona androgénica que produce el cuerpo. Un farmacéutico especializado en compuestos puede ofrecerte una formulación personalizada en una de muchas formas. Puedes obtener una cápsula, una crema o gel para la piel, una tableta para disolver debajo de la lengua, un supositorio o un aerosol nasal. Algunos estrógenos y progesteronas comúnmente recetados son bioidénticos, como el estradiol. Existe una gran diferencia entre las formulaciones hechas a medida y los productos comerciales. Estos últimos son regulados y probados para determinar su pureza y potencia, pero las farmacias de compuestos (donde se hacen las formulaciones a medida) no lo están.
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Al igual que la terapia de hormonas sintéticas, las hormonas bioidénticas se recetan para aumentar o estabilizar los niveles hormonales de la mujer. Esto se hace con mayor frecuencia durante la perimenopausia, cuando los niveles hormonales cambian de forma impredecible. También se realiza después de la menopausia, cuando las hormonas descienden a niveles bajos.
El hecho más importante que debes recordar sobre la ingesta de hormonas bioidénticas es que todavía no se comprenden bien los riesgos. Pueden tener los mismos riesgos de cáncer de mama, derrame cerebral, coágulos sanguíneos, enfermedades cardíacas y demencia que posee la terapia con hormonas sintéticas.