El comportamiento violento es cualquier comportamiento de una persona que amenaza, daña o lesiona a otra u otras personas, o que destruye algún tipo de propiedad. Dicho comportamiento a menudo comienza con amenazas verbales, pero con el tiempo se intensifica hasta involucrar daño físico, así lo indica Michigan Medicine, en Estados Unidos.

La violencia es un comportamiento aprendido, por lo que es especialmente importante ayudar a tus hijos a aprender que la violencia no es una forma saludable de resolver un conflicto. Dales un buen ejemplo manejando los conflictos de una manera tranquila y reflexiva. Nunca uses violencia, como nalgadas, pellizcos, tirones de orejas, golpes o empujones, para disciplinar a tu niño(a).

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Hay algunos factores que pueden aumentar la probabilidad de que una persona se comporte de forma violenta. Estos incluyen:

  1. Una historia de abuso infantil.
  2. Historial de comportamiento violento.
  3. Baja autoestima y sentimientos de desesperanza.
  4. Uso o abuso de alcohol o drogas.
  5. Problemas de salud mental, como esquizofrenia, trastorno bipolar o trastorno de la personalidad.
  6. Un historial de arrestos.
  7. Un historial de intento de suicidio.
  8. Sentimientos de sospecha u hostilidad.

RECUERDA: El comportamiento violento puede ocurrir en ciclos. Primero, hay conflicto y tensión. A esto le sigue el abusar de otro(a) o la destrucción de la propiedad. Este patrón generalmente se repite y empeora con el tiempo. Si hay un ciclo, aprender a reconocerlo puede ayudar a prevenir que ocurra la violencia.

Si estás enojado(a), hostil o tienes un comportamiento violento, es importante buscar ayuda de un profesional de la salud mental. Puedes aprender formas de controlar tus sentimientos y acciones.

 

Fuente: Michigan Medicine – University of Michigan Health