Existen otros trastornos alimentarios menos comunes. Estos incluyen:

  1. Trastorno de purga. Las personas con trastorno de purga generalmente utilizan comportamientos de purga, como vómitos, laxantes, diuréticos o ejercicio excesivo, para controlar su peso o forma. Sin embargo, no se dan un atracón.
  2. Síndrome de alimentación nocturna. Las personas con este síndrome suelen comer en exceso por la noche, a menudo después de despertarse del sueño.
  3. Otros trastornos alimentarios no especificados (OSFED, por sus siglas en inglés). Si bien no se encuentra en el Manual Diagnóstico de las Enfermedades DSM-5, esta categoría incluye cualquier otra condición que tenga síntomas similares a los de un trastorno alimentario pero que no se ajuste a ninguno de los trastornos ampliamente conocidos, como la bulimia o la aneroxia nerviosa.

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Un trastorno que actualmente puede incluirse en los OSFED es la ortorexia. Aunque la ortorexia se menciona cada vez más en los medios de comunicación y en los estudios científicos, el DSM todavía no la reconoce como un trastorno alimentario independiente.

Las personas con ortorexia tienden a centrarse obsesivamente en una alimentación saludable hasta el punto de interrumpir su vida diaria. Pueden revisar compulsivamente las listas de ingredientes y las etiquetas nutricionales y seguir obsesivamente las cuentas de «estilo de vida saludable» en las redes sociales.

Alguien con esta afección puede eliminar grupos de alimentos completos por temor a que no sean saludables. Esto puede provocar desnutrición, pérdida severa de peso, dificultad para comer fuera del hogar y angustia emocional.

Las personas con ortorexia rara vez se enfocan en perder peso. En cambio, su autoestima, identidad o satisfacción depende de qué tan bien cumplan con sus reglas dietéticas autoimpuestas.

 

Fuente: Healthline