El síndrome de Guillain-Barré es una enfermedad poco común, pero potencialmente grave del sistema nervioso que ocurre cuando el sistema inmunológico del cuerpo ataca por error a los nervios periféricos. Aunque se desconoce la causa exacta, han surgido varias conexiones, incluida una asociación con el consumo de pollo.

El síndrome de Guillain-Barré puede desarrollarse después de una infección viral o bacteriana, y se ha observado que ciertos tipos de infecciones previas, como la Campylobacteriosis, están relacionadas con un mayor riesgo. 

Campylobacter es una bacteria que se encuentra comúnmente en las aves, especialmente en el pollo crudo o insuficientemente cocido. Esto ha llevado a una investigación sobre si existe una conexión entre el consumo de pollo contaminado con Campylobacter y el síndrome de Guillain-Barré.

La teoría detrás de esta posible asociación se basa en que la bacteria Campylobacter puede desencadenar una respuesta autoinmune en algunas personas, lo que lleva al daño de los nervios y, en última instancia, al desarrollo de la enfermedad. 

Aunque la evidencia aún es limitada y se necesita más investigación para confirmar esta relación, varios estudios epidemiológicos han encontrado una correlación entre el consumo de pollo y el aumento de casos del síndrome de Guillain-Barré en ciertas regiones.

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¿Qué otros factores influyen?

Existen otros factores que pueden influir en la relación entre el consumo de pollo y el riesgo de padecer el síndrome de Guillain-Barré. Por ejemplo, la forma en que se maneja y cocina el pollo puede afectar la probabilidad de exposición a Campylobacter u otras bacterias dañinas. 

Para reducir el riesgo de enfermedades transmitidas por los alimentos, incluida la Campylobacteriosis, es importante:

  • El lavado adecuado de las manos.
  • La preparación adecuada de los alimentos.
  • La cocción completa de la carne de pollo.

En resumen, aunque se ha sugerido una posible asociación entre el consumo de pollo contaminado con Campylobacter y el síndrome de Guillain-Barré, la evidencia aún es limitada y se necesita más investigación para confirmar esta conexión. 

Mientras tanto, es fundamental practicar hábitos alimenticios seguros y seguir pautas adecuadas de higiene alimentaria para reducir el riesgo de enfermedades transmitidas por los alimentos.

 

Fuente: El País/ Secretaría de Salud