La broncoscopia es un procedimiento que le permite a tu médico observar tus vías respiratorias a través de un dispositivo de visualización delgado llamado broncoscopio. Durante una broncoscopia, tu médico examinará tu garganta, laringe, tráquea y vías respiratorias inferiores.
Este procedimiento se puede realizar para diagnosticar problemas en las vías respiratorias, los pulmones o los ganglios linfáticos del tórax. Asimismo, se puede realizar para tratar problemas como un objeto o un crecimiento en las vías respiratorias.
Existen dos tipos de broncoscopia:
1. Broncoscopia flexible
Utiliza un tubo largo, delgado e iluminado para observar tus vías respiratorias. El broncoscopio flexible se usa con más frecuencia que el broncoscopio rígido. Esto se debe a que generalmente no requiere anestesia general, es más cómodo para la persona y ofrece una mejor vista de las vías respiratorias más pequeñas. También le permite al médico extraer pequeñas muestras de tejido (biopsia).
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2. Broncoscopia rígida
Por lo general, se realiza con anestesia general y utiliza un tubo de metal recto y hueco. Este se usa:
- Cuando hay sangrado en las vías respiratorias que podría bloquear la vista del endoscopio flexible.
- Para extraer grandes muestras de tejido para realizar una biopsia.
- Para despejar las vías respiratorias de objetos (como un trozo de comida) que no se pueden quitar con un broncoscopio flexible.
Los procedimientos especiales, como ensanchar (dilatar) las vías respiratorias o destruir un crecimiento con un láser, generalmente se realizan con un broncoscopio rígido.
Si deseas saber más sobre este procedimiento o crees requerir una broncoscopia, consulta a tu médico.