De acuerdo con la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, los eosinófilos son un tipo de glóbulo blanco. Estos ayudan a combatir las infecciones y juegan un papel en la respuesta inmunológica de tu cuerpo. También pueden acumularse y causar inflamación.

Normalmente, tu sangre no cuenta con una gran cantidad de eosinófilos. Tu organismo puede producir más de ellos en respuesta a los siguientes factores:

  • Trastornos alérgicos
  • Condiciones de la piel
  • Infecciones parasitarias y micóticas
  • Enfermedades autoinmunes
  • Algunos cánceres
  • Trastornos de la médula ósea

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Por el contrario, una baja cantidad de eosinófilos puede deberse a:

  • Intoxicación alcohólica
  • Sobreproducción de ciertos esteroides en el cuerpo (como cortisol)

Cabe mencionar que en algunas condiciones, los eosinófilos pueden moverse fuera del torrente sanguíneo y acumularse en órganos y tejidos. Lo anterior puede ocurrir en muchas partes diferentes del cuerpo, incluyendo el esófago, el corazón, los pulmones, la sangre y los intestinos.

El tratamiento de los trastornos eosinofílicos puede variar según la causa y la parte del cuerpo afectada. Asimismo, los esteroides (corticosteroides) suelen formar parte del tratamiento, y normalmente se administran por vía tópica, inhalación o inyección, siendo eficaces para paliar los síntomas de las alergias.

Si deseas saber más sobre los eosinófilos y su papel en la salud humana, consulta a tu médico.

 

Fuente: U.S. National Library of Medicine