El desprendimiento posterior del vítreo (DPV) ocurre como una parte normal del envejecimiento. El gel vítreo se encoge y se separa de la retina. El DPV normalmente ocurre durante un período de tiempo y es algo que no sentirás, así lo indica Michigan Medicine, en Estados Unidos.

Ocurre porque el gel vítreo que se encuentra en medio del ojo comienza a cambiar una vez que cumples los 40 o 50 años. La estructura normal del gel se descompone en un proceso llamado sinéresis. Partes del gel se encogen y pierden líquido. Este último se acumula en bolsas que se ubican en medio del globo ocular, y se forman hebras gruesas del gel que se deslizan a través del ojo. Tales hebras aparecen como flotadores.

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Este tipo de DPV generalmente no causa ningún problema. Sin embargo, si el gel vítreo está fuertemente adherido a la retina, el gel puede tirar de esta con tanta fuerza (un proceso llamado tracción) que rasga la retina. Posteriormente, el desgarro permite que el líquido se acumule debajo de la retina y puede provocar un desprendimiento de dicha estructura.

Además de los cambios normales relacionados con la edad en el gel vítreo, el DPV puede resultar de una lesión o inflamación en el ojo, o puede ocurrir después de una cirugía ocular. Este tipo de DPV puede ocurrir repentinamente y también suele causar un desgarro en la retina.

Los principales síntomas de DPV son las moscas flotantes y los destellos de luz. Tener moscas o destellos no siempre significa que estás a punto de sufrir un desprendimiento de retina, pero es importante que le informes a tu médico sobre estos síntomas de inmediato. Un cambio repentino en tales síntomas podría ser una señal de advertencia de un desgarro o desprendimiento de retina.

 

Fuente: Michigan Medicine – University of Michigan Health