El plexo braquial es una red de nervios que envía señales desde la columna hasta el hombro, el brazo y la mano, por lo que aporta sensibilidad y control a los músculos de estas partes del cuerpo, así lo indica la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.

La red de nervios del plexo braquial comienza con las raíces nerviosas de la médula espinal en el cuello que llegan hasta la axila. Desde ahí, los nervios se ramifican y continúan a lo largo del brazo, la mano y los dedos.

Cuando una fuerza incrementa el ángulo entre el cuello y los hombros, los nervios del plexo braquial pueden estirarse o desgarrarse. La lesión también puede arrancar las raíces nerviosas del plexo braquial de la médula espinal. Los nervios dañados pierden un poco de sensibilidad y hacen que los movimientos de los músculos se vuelvan débiles.

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Sufrir daño en el plexo braquial debido a una lesión puede causar los siguientes síntomas:

  • Un brazo flácido o paralizado
  • Falta de control muscular en el brazo, la mano o la muñeca.
  • Falta de sensibilidad o sensación en el brazo o la mano.

RECUERDA: Las lesiones del plexo braquial pueden ocurrir debido a un traumatismo, así como por tumores o inflamación del hombro. A veces, dichas lesiones ocurren durante el parto, cuando los hombros del bebé se atascan al momento de nacer y los nervios se estiran o se desgarran.

Cabe destacar que ciertas lesiones del plexo braquial pueden curarse sin tratamiento. Muchos niños que se lesionan durante el parto mejoran o se recuperan entre los 3 y 4 meses de edad. El tratamiento incluye fisioterapia y, en algunos casos, cirugía.

 

Fuente: U.S. National Library of Medicine / Kids Health