Los médicos recomiendan la cirugía de reemplazo de rodilla cuando el dolor en dicha articulación y la pérdida de función se vuelven severos, y cuando los medicamentos y otros tratamientos ya no alivian el dolor. Tu médico usará radiografías para observar los huesos y el cartílago de tu rodilla para ver si están dañados. Esto la/lo ayudará a asegurarse de que el dolor no provenga de otro lugar.

Es posible que los médicos no recomienden el reemplazo de rodilla para personas que:

  • Tienen mala salud general y es posible que no toleren bien la anestesia y la cirugía.
  • Tienen una infección activa o están en riesgo de contraer una infección.
  • Tienen osteoporosis (adelgazamiento significativo de los huesos).
  • Tienen debilidad severa de los músculos cuádriceps en la parte delantera del muslo.
  • Tienen una rodilla que parece doblarse hacia atrás cuando la rodilla está completamente extendida (genu recurvatum), si la afección se debe a debilidad muscular o parálisis.
  • Tienen mucho sobrepeso. Las articulaciones reemplazadas pueden tener más probabilidades de fallar en personas con mucho sobrepeso.

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Cabe señalar que, si es posible, algunos médicos recomendarán otros tipos de cirugía para las personas más jóvenes y especialmente para las que realizan un trabajo extenuante. Una persona más joven o más activa tiene más probabilidades que una persona mayor o menos activa de sufrir desgaste en la articulación artificial de la rodilla. Las personas que tienen mucho sobrepeso también son más propensas a sufrir un desgaste de la articulación artificial debido al estrés adicional en la misma.

Los médicos generalmente no recomiendan la cirugía de reemplazo de rodilla para las personas que tienen expectativas muy altas de cuánto podrán hacer con la articulación artificial. (Por ejemplo, las personas que esperan poder correr, esquiar o realizar otras actividades que ejerzan presión sobre la articulación de la rodilla). La rodilla artificial permite realizar las actividades diarias habituales con menos dolor; sin embargo, no restaura el mismo nivel de función que tenía la persona antes de que comenzara el daño en la articulación de la rodilla.

 

Fuente: Michigan Medicine – University of Michigan Health