Con muchos cursos y campamentos de verano abiertos nuevamente este año, los padres de niños con asma y alergias deben asegurarse de elegir uno que sea seguro para sus hijos.

Aunque los funcionarios de salud han emitido pautas para proteger a los niños y al personal de la enfermedad COVID-19, «los campamentos todavía deben asegurarse de que se tomen medidas en caso de que un campista tenga una reacción alérgica o un brote de asma», subrayó la doctora Luz Fonacier, presidenta del Colegio Estadounidense de Alergia, Asma e Inmunología (ACAAI).

La mayoría de los menores que acudirán a estos campamentos o cursos no recibirán la vacuna contra COVID, por lo que los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) han hecho un llamado para que los niños y el personal usen cubrebocas, practiquen el distanciamiento social y lleven suministros adecuados para desinfectar. Dicha recomendación se aplica incluso si todos los empleados del campamento han recibido la vacuna COVID.

Fonacier destacó que un alergólogo debería controlar a los jóvenes con asma o alergias antes de acudir al campamento. La verificación debe incluir la confirmación de que sus recetas están actualizadas, sus síntomas están bajo control y sus dosis no han cambiado durante el año escolar.

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Un alergólogo puede brindarte consejos sobre cómo comunicarte con el personal del campamento tomando en cuenta los factores desencadenantes, los medicamentos y los tratamientos específicos de tu hijo, y también puede crear un plan personalizado para que lo comparta con los encargados del campamento.

Si tu hijo tiene alergias a los alimentos, es importante que hables con el personal antes de que comience el campamento o curso. Pregúntale a los responsables de la cocina cómo manejarían la posibilidad de una contaminación cruzada, e infórmales a los consejeros y al personal médico sobre los alimentos que pueden causar una reacción alérgica en tu hijo.

Tu niño también debe informar a los demás campistas sobre su alergia a los alimentos para que, si sufre una reacción alérgica, sus compañeros estén preparados para ayudarle. Si tu hijo lleva un autoinyector de epinefrina, asegúrate de que esté funcionando y de que tenga uno de repuesto.

Aunque probablemente sea demasiado tarde para este verano, es posible que desees considerar un campamento nocturno diseñado para niños con asma y alergias alimentarias, sugirió Fonacier.

Estos campamentos cuentan con personal médico especializado y personal que sabe cómo tratar las alergias y el asma, así como administrar epinefrina.

 

Fuente: Health Day News