La bacteria Clostridium botulinum se encuentra en el suelo, el polvo y los sedimentos de ríos o mares.

La bacteria en sí misma no es dañina, pero puede producir toxinas altamente venenosas cuando se le priva de oxígeno, como por ejemplo en latas o botellas cerradas, tierra estancada o lodo, u ocasionalmente, en el cuerpo humano. Tales toxinas son las que ocasionan la condición rara y potencialmente mortal conocida como botulismo, atacando el sistema nervioso (nervios, cerebro y médula espinal) y provocando parálisis (debilidad muscular).

La mayoría de las personas con botulismo se recuperarán por completo con tratamiento, pero la parálisis puede extenderse hacia los músculos que controlan la respiración si no se trata con rapidez.

Existen 3 tipos principales de botulismo:

  1. Botulismo transmitido por los alimentos: cuando alguien come alimentos que contienen toxinas porque no han sido enlatados, conservados o cocinados adecuadamente.
  2. Botulismo causado por heridas: cuando una herida se infecta con la bacteria, generalmente como resultado de la inyección de sustancias ilegales contaminadas con la bacteria en el músculo en lugar de una vena.
  3. Botulismo infantil: cuando un bebé ingiere una forma resistente de la bacteria, llamada espora, ya sea por comer tierra o alimentos contaminados, como la miel (estas esporas son inofensivas para los niños mayores y los adultos porque el cuerpo desarrolla defensas contra ellas cuando se alcanza el año de edad).

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El tiempo que lleva desarrollar los síntomas puede variar desde unas pocas horas hasta varios días después de haberse expuesto a la bacteria Clostridium botulinum o sus toxinas.

Dependiendo del tipo exacto de botulismo, hay quienes desarrollan síntomas iniciales como náuseas, vómitos, calambres estomacales, diarrea o estreñimiento.

Sin tratamiento, el botulismo eventualmente causa parálisis que se extiende por el cuerpo desde la cabeza hasta las piernas.

Los síntomas suelen incluir:

  • Párpados caídos
  • Visión borrosa o doble
  • Debilidad muscular facial
  • Dificultad para tragar
  • Dificultad para hablar
  • Dificultad para respirar

Los bebés afectados también pueden mostrar un llanto débil, tener dificultades para alimentarse y sufrir flacidez en la cabeza, el cuello y las extremidades.

Si deseas saber más sobre el botulismo y sus diferentes tipos, consulta a tu médico.

 

Fuente: National Health Service (NHS)